martes, noviembre 07, 2006

El centro de mi fe



Blas de Otero decía "te amo directamente".

Sin razones, sin religiones, sin caridades ni solidaridades.

Te amo. Eso es lo más grande que se puede decir. Así, sólo.

Te amo. Eso es lo único que quiero decir, lo que dará sentido a mi vida.

Esto y sólo esto es amor al amor.

No va más lejos, no espera nada fuera de ese amor, de ese momento.

Amor a tus palabras, a tus ojos, a tu presencia, a tu dulce compañía.

A lo que hemos hecho juntos, a donde hemos ido, donde queremos ir.

Para quien pueda pensar que esto es egocéntrico, personal, limitado, diré que el amor rompe, que puede poner a la persona fuera de sí, que es la definición de lo no egocéntrico, de lo ilimitado, de lo grandioso como el universo, la luz del sol entre las montañas por medio de las que hemos viajado, la alegría indescriptible de la música en la radio, en nuestra compañía.

Ésa es mi religión, no quiero creer en nada más, ésa es mi pureza, limitarme a esta verdad sencilla, no complicarla.

No quiero que nadie quiera poner en mi amor lo que no hay, tan sencillo y limpio.
Pero acabo de decir esto y ya voy a complicarlo, pero me lo voy a permitir porque también voy a hablar de amor, un amor que he visto que es real, y en el fondo nada diferente.

Si alguien me pregunta que si soy atea o cristiana, le diré que amo al amor, y si me preguntan a qué amor, quiero decir que es el amor por ti.

Sólo he visto algo parecido en el amor directo de algunos revolucionarios por las multitudes míseras entre las que han luchado, sin creer en nada, y dando sus vidas por ellos, sin esperar ninguna eternidad, muriendo de amor, por pura entrega.

Pero mientras ellos mueren, al mismo tiempo que mueren, la política lo corrompe todo, lo mismo que la llamada religión, que es sólo una forma de política, al buscar causas, razones, intereses, explicaciones, recompensas, utilidades, teorías, teologías.

Yo no quiero amar por nada de eso, yo quiero amar directamente porque amo a quien ame.

Como todos necesitamos unas santas escrituras para recordarnos dónde estamos, yo también tengo las mías, gays, lésbicas, transexuales, que son Safo, Kavafis, Cernuda, "No llores ni tengas miedo", "El nadador nocturno", "Princesa" ... No me dan esperanza, no me prometen nada, sólo me cuentan lo que es el amor y hacen que me harte de llorar por su belleza.

Me acuerdo de que en "La Celestina", Calixto dice "Melibeo soy, en Melibea creo, en Melibea espero".

Yo también creo en quien amo.



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