lunes, febrero 27, 2012

Con más detalle

Voy a empezar a decir cómo entiendo las palabras con las que describí ayer mi manera de ser, por si a alguien le interesare revisar cómo es, conforme a ellas:

Identidad: es un concepto, la idea que se tiene de sí, acertada o no. Las/los/les trans podemos habernos formado, en la niñez, una identidad lineal o cruzada en relación con nuestra asignación de sexo (Identidad lineal es la que es conforme con el sexo de asignación, e identidad cruzada es la que lo contradice. Muchas/os trans se han sentido desde sus primeros años niñas o niños,  contradiciendo sus genitales, aunque esta experiencia no es general a todas/os/es las personas trans)

Como probablemente esta primera identidad es irreversible, una identidad lineal será un latazo en nuestro proceso trans, pues tendremos que luchar siempre contra ella, mientras que una identidad cruzada será una ventaja. A menudo, ésta tendrá que ser rescatada de un largo proceso de negación, pero la atención a los recuerdos de nuestra niñez permitirá volver a contar con ella.

Al decir que yo formé una identidad masculina, quiero decir que fue conforme con mi sexo de asignación, aunque desde los siete años comencé a sentir mis desajustes entre mi identidad lineal y mi realidad, que tampoco hubiera sido enteramente cruzada (femenina) sino muy intersex.


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Sigo desarrollando los conceptos de la entrada del otro día. Después de "Identidad", puse primero

Género: Que se entiende como la dimensión social y cultural del sexo biótico. Pero me doy cuenta de que se puede fingir. Mi género real era en gran parte secreto. Sería más atinado haber puesto en su lugar la palabra que me acabo de inventar, que es

Género/Sexualidad: Que sería la dimensión conductual innata, los gestos, posturas, reacciones, actividad o pasividad relacionados directamente con el sexo biótico. Y entonces, tendría que haber puesto no ambiguo, sino "femenino", porque yo era y soy más bien así, en todos los aspectos de esta dimensión.

Y por tanto, corrijo en ese sentido el texto original.

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Sigo con las palabras de mi carnet de identidad de sexogénero:

Homofilia: (De homos, lo mismo,  y filia, amor) es un concepto que casi no se usa, pero que es afectivamente muy importante. Es el interés amistoso que se siente, espontáneamente, por las personas del mismo sexogénero. Explica lo de "los niños con los niños y las niñas con las niñas", pues en esa edad se aprende a valorar afectivamente al propio sexogénero, y a reafirmar afectivamente y con orgullo la integración en él.

Yo no sentí homofilia propiamente dicha hacia los varones, y por el contrario, un rechazo definido, excepto por uno, en quien, ya con 19 años, vi a un "hermano mayor", alguien que podía enseñarme a vivir, a la vez que protegerme, lo que es un sentimiento homofílico, y por eso he aceptado que mi homofilia sea hacia (algunos) varones; no he sentido nada similar hacia ninguna mujer.

Por eso, quizá tenga más que ver con la identidad, que en mí era masculina (es decir, un concepto muy interiorizado), que con la Género/sexualidad, la base biótica de la conducta, que en mí era femenina, pero no muy consciente.

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domingo, febrero 26, 2012

Carnet de identidad



Aparte de que la historia colectiva del mundo vaya bien o mal, nos seguirá interesando nuestra historia personal.

Yo seguiré en mi rincón intentando entender mi vida. Centrada en la cuestión de mi identidad.

Ahora, por lo menos, puedo poner orden en los conceptos. Durante mi niñez, tuve:

Identidad, masculina.
Género/sexualidad, femenino.
Homofilia, hacia los varones.
Sexo genital, masculino (sin sentirlo)
Sexo cerebral, femenino (sin saberlo)

A los siete años, empecé a sentir desajustes hacia los varones.
Con ocho o nueve, deseé haber nacido niña para haber ido al colegio de las niñas, más civilizado.
Con trece, deseé que nadie me identificara como varón.
Orientación, ginefilia, no sexual.

En resumen, intersex cerebral.

viernes, febrero 24, 2012

Antimanifiesto


Voy a dedicarme, desde estos últimos meses de mis 70 años, a adelgazar mi lógica para intentar la precognición de un futuro que creo que está ya ahí.
Los radicales que ahora gritamos estamos casi a punto de condena. Meto en esta palabra a las feministas, antisistema, libertarios, gaylesbitrans, vegetarianos, librepensadores... Yo, que no tengo casi nada en común con casi todos los otros, tengo que usar la primera persona del plural porque estoy metida de hoz y de coz en mi transexualidad y soy  librepensadora por naturaleza.
Somos plantas de invernadero, demasiado sutiles y frágiles, demasiado exquisitas y citadinas, demasiado matriarcales y rompedizas. El mundo real, el mundo de los hombres, patriarcal, es otra cosa.
Yo, en realidad, no tengo ni media bofetada. Las arriesgo de un momento a otro, e incluso que me aplasten la cabeza de un golpe de bate. La Gran Crisis, la Supercrisis que vivimos, lleva a un mundo duro y austero, severo, masculino, androgénico, acometedor, lógico, y arriesga acabar con nosotros.
La anterior Supercrisis, la de los años veinte, acabó con nosotros en Italia, Alemania y España y también en la Unión Soviética y la China Popular. Pero también en la América de los 40 a los 70, la de trajes, corbatas y sombreros y vestidos vaporosos. Solo en Francia quedó suficiente libertad y en el jazz. Yo perdí mi juventud en los 50, los 60 y los 70.
La actual Supercrisis prepara un mundo parecido, con adhesiones de masas asustadas. No digáis la palabra "primavera", que es peor. Las actuales primaveras se están desecando solas.
Porque ahora, además, se está preparando una marea mayor. La gran ola islamista está creciendo en la otra orilla del Mediterráneo, y si llega a saltar por encima de Sierra Nevada, entraremos en un mundo nuevo.
¿Habrá sitio en él para nosotros, los radicales? Repasad la lista. Para los gays, habría la horca. Las mujeres trans, como en Irán, a lo mejor nos escapábamos, en cuanto mujeres.
Pero cuando llegare este oleaje, aconsejo a todos los radicales que defiendan el sistema de Occidente, donde al menos existen las tradiciones de las que hemos surgido, en vez del de Oriente.
Mientras, no estaría de más que formáramos hermandades secretas. Y que confiáramos en el paso del tiempo. La anterior Supercrisis acabó. Y también terminará ésta.

miércoles, febrero 22, 2012

Matriarcado en el futuro

Voy a hablar en plan de tormenta de ideas, sin pararme a reflexionar demasiado.

Es posible que la opción por el Matriarcado, por el Orden de las Madres, sea más interesante que la actual opción por la Igualdad de Géneros.

Precisaré que el Orden de las Madres del Neolítico estaba equilibrado al reconocer la plena vigencia de la Masculinidad en su ámbito: la fuerza física, la acometividad, la libe...rtad (entonces en la caza y la guerra, ahora en el deporte, la policía, la audacia creadora, las aventuras sociales, y habría que pensar en qué más) Solo que las Madres, como custodias de la familia, se reservaban la última palabra en la organización social.

La razón por la que preferiría el Matriarcado a la Igualdad de Géneros estaría en que ésta es abstracta, no tiene en cuenta las diferencias naturales. Los andrógenos son los andrógenos, temibles en potencia, suponen un riesgo natural y hay que equiibrarlos socialmente. Cuando el Patriarcado se impuso por la violencia sobre el Matriarcado, puso la combatividad, la lucha, la guerra, como ideal de toda la sociedad, sus valores como valores supremos, y sometió a las mujeres, persuadiéndolas de su incapacidad.

La Igualdad de Género, en su abstracción de la "igualdad humana", no solo ignora el peligro de la acometividad androgénica sino los valores de la maternidad. Paradójicamente, y seguramente contra su intención, ha construido de hecho mujeres sobre el modelo masculino, luchadoras, combativas, verdaderas amazonas, escépticas frente a la maternidad, que lentamente van conduciendo a nuestros pueblos a la extinción. Pero su función habría sido la de crear el escalón necesario para la recuperación del Matriarcado.

Matriarcado significa Orden de las Madres, pero no quiere decir sumisión. Las mujeres matriarcales no se sometían a los hombres, sino que se unían con ellos libremente. No existía el matrimonio, que es una creación patriarcal para asegurar, neuróticamente, la hipotética filiación patrilineal.

La filiación natural es la matrilineal, olvidada entre nosotros, que llevamos los apellidos de los padres y de los padres de las madres.


 Una sociedad matriarcal valorará la fecundidad y la paz necesaria para el crecimiento de los hijos, primer propósito de toda sociedad.

Fuera del tiempo

Quiero poner en primer lugar entre mis intereses la preocupación por la vida y la muerte, porque está en ese primer lugar, pero la eludo continuamente.

Está incluso por delante de la cuestión de la transexualidad, porque ningún humano es, lo primero, hombre, mujer, o intersex, sino persona: consciencia en un cuerpo mortal (aunque este esquema se parece al de mi transexualidad: consciencia femeni...na en un cuerpo masculino)

Mi manera de adelantar algo será por una puerta que ahora se abre: los estudios físicos de nuestra relación con el tiempo, por si podemos situarnos fuera de él.

Yo no sé física del tiempo, pero puedo estudiar las precogniciones, pues en ellas nos saldríamos del tiempo, al ver un futuro que, visto desde el presente, todavía no existiría; desde fuera del tiempo, veríamos el futuro como, desde dentro, vemos el presente.

Y si podemos salirnos del tiempo, no habría miedo; siempre habríamos estado más allá de la muerte.

Matriarcado o Patriarcado

Robert Graves encontró en "Los dioses griegos", la fuente para hablar del Neolítico y el Matriarcado que trajo consigo, el Orden de las Madres. Las mujeres mandaban tranquilamente en la vida de las aldeas, no se sujetaban a los hombres (no existía el matrimonio) y (esto no lo sabía Graves) aceptaban todas las variantes de género, muchas veces revestidas del prestigio de la clarividencia. Los varon...es seguían cazando y guerreando cuando era preciso, fuera de las aldeas, su mundo era el externo, valiéndose de su fuerza física, pero el orden social interno giraba en torno a las Madres.

Se simbolizaba en la Triple Diosa de la Luna, que nace, vive y muere.

Orden, supongo, fundado en la inteligencia, la sutileza, y el respeto a la vida, que era sobre todo la de la familia. En Grecia, el Patriarcado sobrevino con las invasiones de los jinetes guerreros y pastores de la Edad de Hierro, que subordinaban a las mujeres y extendieron la fábula de su incapacidad. El matrimonio es fundamental para el Patriarcado, como fundamento de la familia patrilineal, que controló el orden externo y el interno.

Se simbolizaba en el Dios Padre, el Sol que reina sobre todos.

Entre Matriarcado y Patriarcado, pienso que el primero es el equilibrado, mientras que el segundo es un exceso.