Kim Pérez
Leí el otro día en facebook la
noticia de que el Papa católico había dicho que las personas trasexuales éramos
armas nucleares contra el orden de la creación.
Pensé que era terrible que en
nuestras existencias socialmente acosadas, pero que ya empiezan a ganar el
respeto que necesitamos, hubiera una interferencia de una autoridad moral que deshiciera
parte de lo ya hecho, y nos obligara a un nuevo esfuerzo desmesurado.
Y especialmente en América
Latina, donde la religión está más viva que en Europa, y donde tantas familias podían encontrar un pretexto
más para rechazar sobre todo a sus hijas trans y tantos desconocidos callejeros
para golpearlas o matarlas.
Para colmo, el Papa contradecía
su propia posición de hace unos días, al recibir a un trans extremeño y a su
novia, lo que hacía pensar que un hecho y otro fueran erráticos, irreflexivos,
sin tomar en cuenta ninguno de los datos que se van consiguiendo en el ámbito
de la biología y la psicología para entender la transexualidad.
Y sin pensar en las consecuencias
tremendas de una toma de posición papal tan impactante sobre una cuestión que
para una minoría es tan seria como lo son las causas de la transexualidad.
Pensando en todo esto me puse a
escribir este artículo.
Lo primero era leer con detalle
las propias palabras del Papa, que figuran en una entrevista concedida a Tornielli y
Galeazzi, integrada en un libro que sigue sus enseñanzas y se llama “Papa
Francisco: esta economía mata”, y son éstas:
“Pensemos en las armas nucleares,
en su capacidad de aniquilar en unos pocos instantes un alto número de vidas
humanas. Pensemos en la manipulación genética, en la manipulación de la vida, o
en la teoría de género, que no reconocen el orden de la creación. Con esta
actitud, el hombre comete un nuevo pecado contra Dios el Creador. La verdadera
custodia de la creación nada tiene que ver con ideologías que consideran al
hombre un accidente, un problema al que eliminar“.
Veo que no habla de las personas
transexuales, sino de la teoría de género, que son dos temas completamente diferentes: las personas
transexuales son una realidad humana; la
teoría de género es una escuela de pensamiento, nacida en el feminismo de la
igualdad, que se refiere al conjunto de las relaciones entre hombres y mujeres,
y no sólo a la transexualidad, y que no es aceptada por otras escuelas
feministas, aunque en algunos países, como España, hoy sea la preponderante
académica y socialmente.
Por ejemplo, es muy posible que
una persona sea transexual y siga una escuela de pensamiento distinta de la
teoría de género. Así soy yo, por ejemplo, en un punto crucial: yo creo que la
transexualidad está muchas veces condicionada por la biología (nobinarismo o
variabilidad biológica), mientras que la teoría de género enfatiza las causas
sociales, culturales y políticas, que unifica en la función del patriarcado.
Lo curioso es que yo también
puedo aceptar esa función, sin dejar de pensar en las variantes biológicas, y
en esa parte yo no necesito más política que la libertad de expresión. Pero la
teoría de género, por basarse sólo en lo social y cultural, es a la vez una
teoría política.
En resumen, en este fragmento, el
Papa no habla de las personas transexuales, sino que se posiciona contra la
teoría de género, que se refiere a hombres y mujeres en general.
Por mi parte, aunque reconozco la
aportación de la teoría de género a la distinción entre sexo (biológico) y
género (social y cultural), que ha sido muy útil para las personas
transexuales, no estoy de acuerdo con la versión extremista de la teoría de
género, que reduce todo el sexo al género, y llega a no hablar de sexo, sino
sólo de género, es decir, de cultura.
Francisco ataca esa teoría, porque sus consecuencias son no tener
en cuenta la dimensión biológica de los hechos del sexo, y sólo la dimensión
cultural. Tengo que estar de acuerdo con él en este punto: la teoría de género,
al vernos sobre todo como cultura, tiende a vernos como espíritus puros, como
ángeles o demonios, no como hemos sido definidos clásicamente: como animales
racionales. O racionales (género) y animales (sexo)
Concretaré más. El Dr John Money
fue la base de este punto de vista al mantener que toda la conducta sexual era “nurture”
(educación) y no “nature”, es decir,
género y no sexo. Se le presentó la ocasión de comprobarlo cuando se produjo el
caso “John/Joan”. De dos hermanos gemelos, al ser circuncidados ¿u operados de
fimosis? , de bebés, uno de ellos sufrió una amputación casual del pene. El Dr
Money, de acuerdo con sus hipótesis, sostuvo que bastaría con educarlo como
niña para hacer de él una niña, y así se intentó. Pero al crecer, el chico
mantuvo que era un chico, y luchó contra el sexo impuesto, y recuperó una
identidad masculina.
La historia terminó mal para los dos gemelos, porque ambos se suicidaron. Pero como el que fue educado como varón también se suicidó, no cabe sacar más consecuencias que el que fue educado como mujer, era varón no por sus genitales, sino por su cerebro, una tesis muy sentida por las, los y les transexuales.
La historia terminó mal para los dos gemelos, porque ambos se suicidaron. Pero como el que fue educado como varón también se suicidó, no cabe sacar más consecuencias que el que fue educado como mujer, era varón no por sus genitales, sino por su cerebro, una tesis muy sentida por las, los y les transexuales.
Pues bien, la hipótesis de Money
coincidía con las de la teoría de género, pero ésta no ha sacado las
consecuencias de que, al menos en aquel caso, la hipótesis fallara, porque,
pese a una educación femenina, el chico mostró que su realidad era masculina
(afirmación muy transexual)
O sea, que la realidad transexual está en contra de la teoría de género y no la afecta el posicionamiento papal contra la teoría de género.
O sea, que la realidad transexual está en contra de la teoría de género y no la afecta el posicionamiento papal contra la teoría de género.
Yo creo que está equivocada
profundamente cuando pretende terminar educativamente con la diferencia de
sexos, llamándola diferencia de géneros (es decir, cultural) Por eso, la parte del feminismo que la
preconiza se llama feminismo de la igualdad, a la vez que hay otras partes del
femininismo como el feminismo de la diferencia o el transfeminismo (de la
variabilidad, pero de la variabilidad de las diferencias, no de una igualdad
homogénea)
No soy ya católica, aunque he
sido educada en el catolicismo; me sitúo en un profundo monoteísmo, más judío o
incluso islámico que cristiano, aunque entiendo a Yeshua como un místico del
amor. Quiero decir, que me las arreglo
para estar en desacuerdo con todas las agrupaciones y para pensar por mi
cuenta, lo que no le gusta a casi nadie de los agrupacionistas.
Esto me ha pasado también hoy.
Iba a escribir contra el Papa Francisco y he escrito contra la teoría de
género. O sea, que supongo que lo que he escrito sólo les gustará a quienes sepan
que la distinción entre la verdad y el error la hacen a fin de cuenta nuestras
propias cabezas, las mismas que son las únicas que pueden decir si eres de verdad
hombre o mujer o ambiguo.