miércoles, agosto 09, 2006

Buscando mi verdad

Leo una página evangélica muy hostil a la transexualidad, indigna de discípulos de Cristo, pero que tiene por lo menos la ventaja de que obliga a buscar de nuevo la propia verdad, aunque también hace ver que los argumentos naturales son suficientemente complicados sin necesidad de complicarlos más con los dogmas de quienes llegan a ser fanáticos.

¿Qué significa que yo sea trans?

¿Es una verdadera condición natural o ha sido una concesión a impulsos no comprendidos, por no encontrar una respuesta mejor?

Primero. ¿Mi identidad básica es masculina?

Sí; lo sé por mi identificación con el niño de “Capitanes Intrépidos” o con los guardiamarinas británicos de una novela de mi niñez; ahora, después de estos años de vida real, sé que no me he identificado con ninguna mujer en particular.

Segundo. ¿Mi desidentificación se debe a un trauma?

Sí; al golpe que sufrí al entrar en el colegio y comparar mis diferencias de temperamento con los otros niños: su indiferencia o repulsa hacia mí, su aspereza, su obsesión por el fútbol, etcétera

Tercero. ¿Si hubiera encontrado un amigo como yo, mi evolución habría sido distinta?

Así lo creo. Hubiera tenido que ser guapo, inteligente, sensible y mayor que yo, para que me hubiera librado de aquella opresión, y yo me hubiera entregado sentimentalmente a él, me hubiera hecho él y lo hubiera hecho yo y hubiera aprendido de él a ser varón.

Cuarto. ¿Hubiera sido homosexual?

No lo sé. Siempre he sentido la barrera o repulsión entre los sexos iguales, pero puede que todo dependiera de la intensidad de mi cariño y mi admiración. Puede ser también que, sobre la afirmación de mí mismo, hubiera aprendido más adelante a ser heterosexual.

Quinto. ¿Entonces, qué significa mi transexualidad?

Una conciencia que se encuentra en su niñez a la deriva, porque no halla lo que necesita. Entonces, recurre a la única fórmula que ve para ser querida, valorada y poder afirmarse ante sus propios ojos: identificarse con quienes sabe que sus compañeros respetan y aman.

Como todo lo que necesitaba entonces no lo tuve, tengo que vivir con esa carencia, como si fuera una cicatriz.

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