viernes, enero 26, 2007

El principio es la disforia





El principio es la disforia. Punto.

A partir de ella, se pueden construir distintas formas.

Una. La represión. No sirve. Es contraproducente, porque exaspera el deseo y favorece los estallidos incontrolados y repetidos.

Dos. La expresión transexual (pase lo más pleno posible del sexo A al sexo B) Parte del sentimiento disfórico, traduciéndolo como “yo no quiero ser varón”, y elabora un correlato aparentemente lógico que es “yo quiero ser mujer” ( O de “yo no soy varón” se pasa a “yo soy mujer”)

Como la disforia empuja, la voluntad de cambio se expresa en el deseo de pulir y esculpir el propio cuerpo con arrerglo al modelo pretendido, mediante el maquillaje, la hormonación y finalmente la operación.

Pero si el planteamiento del problema ha sido erróneo por no estar debidamente matizado, sino ser demasiado terminante (“yo no soy; yo soy”; “yo no quiero; yo quiero”), la solución también será errónea y se manifestará en que la mujer que aparece por fuera no se la ve por dentro, o sea, que se ve que los recuerdos, sentimientos, proyectos que siguen existiendo no corresponden a los de una mujer.

Tres. Elaboración de una expresión disfórica. En esta forma de salida, no se pretende llegar a ser mujer del todo, ni negar que se es fundamentalmente varón, sino sólo expresar el profundo disgusto o desajuste personal con los esquemas del género masculino.

Entonces, la persona disfórica, consciente del grado de su disforia, puede llegar a expresiones también graduadas.

Una de ellas, la más elemental, puede ser la de un afeminamiento, también en más o menos.

La más profunda será requerir la operación quirúrgica. Según mi experiencia, esto puede corresponder a un desajuste precisamente genital, motivado por faltar los factores mentales de la plena funcionalidad genital.

Tal desajuste es compatible con una identidad masculina en lo no genital y parece corresponder a cierto grado de intersexualidad mental.

En todos los grados de la expresión disfórica, la persona disfórica no pretende ser una mujer del todo y puede aceptar ser un varón disfórico. Este punto de partida le permitirá graduar su expresión pragmáticamente, sin verse en la obligación de un todo o nada.

Pero hay una salida que puede ir más lejos y es la

Cuatro. Si la disforia de una persona determinada no es la consecuencia de una inadecuación mente-genitales, sino sólo de un trauma social, no se debe seguir en el sentido de la disforia, sino en el de la solución del trauma.

Si la causa del trauma social (son muchos “sis”, pero es preciso tenerlos en cuenta) es la falta de homoafectividad, cualquier solución que vaya en el sentido de negar esa necesidad de homoafectividad, será extraviarse en un baldío.

Se extraviará quien quiera afirmarse como mujer, si lo que hay en su corazón es la necesidad más profunda y la frustración de afirmarse como varón.

La persona disfórica que haya llegado a este punto de conocimiento de sí, deberá buscar las posibles experiencias homoafectivas que pueda recordar, aun sabiendo que pueden ser recuerdos de frustraciones y que con seguridad, han sido insuficientes, puesto que la han dejad en la disforia.

También puede ser que, en cualquier edad, surjan esas experiencias homoafectivas que le faltaban. Para mí, han sido posibles dentro de un sector restringido: la masculinidad gay, que yo valoro no homosexualmente, sino homoafectivamente.

¿Me puedo entonces insertar en ella de alguna manera? Sí, como disfórico, expresión en la que se contiene mi historia, e incluso la disfuncionalidad genital, integrada dentro de una masculinidad disfórica que podría así no haber requerido la operación si hubiera tenido conciencia a tiempo de mi necesidad de homoafectividad como tal homoafectividad.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy interesante esta entrada. Me reconocería en la posibilidad 3, en una forma de expresión intermedia pero ante todo escéptica de lo que se considera "un hombre-una mujer".
He empezado un blog sobre todo este tema, es el http://myblog.es/no-polarizados que espero actualizarla de forma constante.
1saludo
J.

Anónimo dijo...

En el punto cuatro hablas de que si la disforia es debida a un truma social se debe buscar la solucion del trauma...y cuando ya se tiene consciencia de que posiblemente la causa de la disforia es debida a una falta de homoafectividad por falta de amor paterno o/i materno, cual es la solucion del conflicto para que la disforia desaparezca.

Kim Pérez dijo...

J., voy a visitarte inmediatamente.

Anónimo o Anónima, llamo homoafectividad al sentimiento de comprensión, admiración e imitación que se da sobre todo en "los niños con los niños y las niñas con las niñas"; lo que hace que al admirar y querer a alguien del propio sexo, se acepte y valore el propio sexo.

Creo que falta o ha sido débil en las personas disfóricas, pero mi experiencia es que puede aparecer en edades altas, en mi caso a los cincuenta años, particularmente hacia los gays, porque expresan mi propia ambigüedad.

¿Es posible que llegue a compensar la disforia? En mi caso, por lo que veo, no del todo, pero la ha relativizado mucho, hasta el punto de que pienso que si no hubiera realizado mi cambio desde los cincuenta y años y hubiera tenido antes esta experiencia homoafectiva, quizás no hubiera necesitado hacerlo y me hubiera conformado con una identidad pública semigay. Quizás; no estoy seguro.

Pero en los sentimientos no mandamos, no podemos programar lo que vamos a sentir, sino que llega o no llega. Yo he tenido la suerte de encontrar amigos gays a quienes he querido y me han querido, pero quien no los encuentre, se quedará con la disforia entera, sin base afectiva para ver si se disuelve.

Kim

Anónimo dijo...

Pero no dices nada Kim de soluciones si la causa de la disforia es debido a un trauma social o familiar...y si has tenido una buena homoafectividad en la niñez, adolescencia y edad madura y la disforia persiste...o así lo crees

Anónimo dijo...

¿Sabes Kim? Yo amé sólo a unos pocos hombres y también a algunas mujeres...

Por los hombres, hasta habría aceptado convertirme en mujer por una temporada, pero nunca fueron bien, pues yo nunca estaría bien dentro del papel de una mujer por mucho tiempo....

Por las mujeres, habría sido hombre, pero en realidad siempre lo fui.

Al final, desprecié la vida, y la sigo despreciando, no por las vicisitudes, sino porque algunas personas experimentaron con mi vida, destrozándomela... gente que me impuso pruebas injustas pensando que yo era un Dios, mientras que apenas soy un simple humano, con una luz que ya se va apagando por momentos...

En realidad, como mejor estoy es conmigo mismo, y a ser posible con mis libros y mis discos... y siempre estudiando, aprendiendo, y tal vez cuando pueda y esté bien de salud, y al terminar los estudios, pueda trabajar y escribir, durante el poco tiempo que me quede de vida...

Cuento esto no sé porqué, tal vez porque no tenga nadie con quien hablar... Pero lo cierto es que la disforia la tiene la sociedad, y sólo hay que entrenarla para que deje de tenerla y no destrozar a seres que podrían haber sido valiosos...

Anónimo dijo...

Anónimo: por si te interesa otra opinión de tantas, si la disforia es un trauma social, puede ser. Pero no necesariamente un trauma ha de buscar solución al trauma.
A veces, la disforia no es sólo por un trauma, sino mil traumas, mil frustraciones, mil decepciones, y una sola y firme resolución de acabar con todas ellas de un plumazo.

Una falta de homoafectividad, o aplicado en cualquier, dicho con el término de autoestima, es lo contrario de alguien a quienes los demás consideran disfórico: de hecho la falta de autoestima anula totalmente la posibilidad de lo que entienden los otros por disfóricos. Es decir, que si no hubiera una dosis importante de autoestima, no existirían trans, porque entonces darían más importancia a la sociedad, obedeciendo y acatando sus leyes..

Y realmente esta autoestima es muy valiente, pues hay que tener en cuenta la rebeldía que la produjo: como reacción opuesta a la imposición de normas que nos hacen sufrir en el interior..

En realidad, el problema no es la disforia, sino la capacidad que tiene la sociedad para seguir con sus estereotipos y arquetipos cosmológicos sobre el "eterno masculino" o el "eterno femenino" que son dos construcciones y elaboraciones mentales colectivas de una determinada sociedad dada..

Y la disforia es la capacidad de que éstas elaboraciones subjetivas sean capaces de provocar tanto sufrimiento en muchas más personas de las que parece...

Con respecto a la falta de amor materno/paterno, eso no tienenada que ver con la disforia, sino con la "antipatía que se tiene en la vida". La falta de afecto puede conducir a conductas antisociales, o dejar la simple huella de la amargura en el carácter.. Y en psicología evolutiva, la carencia de afecto en los primeros años puede afectar al desarrollo motor, al desarrollo de la inteligencia y a la capacidad de vivir en sociedad.

No hay que olvidar que el ser humano es casi como una cría de canguro, y necesita absolutamente de sus congéneres y progenitores para sobrevivir, hasta que pueda valerse por sí mismo.

Y es por eso que tiene tanta importancia el ser aceptado por la sociedad...