jueves, enero 11, 2007

Dos dimensiones de la transexualidad





La transexualidad procede de dos impulsos:

Uno. La negación traumática del propio género o disforia de género.

Dos. Como respuesta, la fusión o identificación con el otro género.

Dieciséis años después de haber empezado definitivamente mi proceso, he observado lo siguiente:

En relación con el impulso Uno, la disforia de género subsiste, como inestabilidad básica, aunque está atenuada por un proceso homoafectivo que, por pura coincidencia, empezó también hace dieciséis años, haciéndome sentir mi afinidad con los gays.

En relación con el impulso Dos, la fuerte caída de la libido debida a la hormonación y a la operación ha hecho que el deseo de fusión con la Figura de la Mujer haya desaparecido casi por completo.

Como resultado de ambos procesos, ahora estoy recuperando la identidad masculina, aunque disfórica en el sentido de inestable (es decir, en cualquier momento vuelve el rechazo) y relativizada por el hecho de que sigo siendo una persona muy pasiva sexualmente.

Estos hechos me hacen plantearme si es adecuado seguir con mi identidad pública teóricamente femenina.

Pero sé que, en la práctica, todos me ven como transexual, no como mujer, y que en esta identidad sigo encontrando un refugio que me da tranquilidad y seguridad para plantearme todo esto.

En resumen, si yo hubiera seguido, como pensé al principio, mi proceso a tiempo parcial, hormonándome y operándome, pero no hubiera llegado a una identidad social y legal femenina, ahora recuperaría mi identidad social masculina (disfórica)

Pero después de llevar años viviendo como transexual y adaptándome bien, me desestabilizaría personalmente dar el salto de vuelta a una identidad socialmente masculina (como si yo fuera un hombre como otro cualquiera, lo que tanto no soy)

No creo que en ningún caso convenga que una persona transexual quiera actuar como si esta condición no existiera. Existe y hay que tenerla en cuenta.

No hay comentarios: