domingo, agosto 26, 2007

Un punto de equilibrio




No sé, pero conviene no exagerar. Yo estoy fundamentalmente bien y tranquilo ahora, dedicado fundamentalmente a temas que no tienen que ver con la transexualidad: historia, filosofía, incluso genealogía.

Vivo equilibradamente y en líneas generales mi vida, incluso como transexual, es agradable.

Sólo que no puedo evitar los efectos de una disforia multiforme y plurivalente en cuanto me pongo a pensar sobre cuestiones concretas de género.

Claro, que hay una respuesta obvia: pues no le des vueltas a la cabeza sobre esas cuestiones. Si puedes vivir agradablemente, en líneas generales, dedícate a las cosas que te agradan, mantén la idea de cierta ambigüedad que parece que tiene su fundamento, y déjate de complicaciones...

Pues eso haré. Como digo, soy fundamentalmente una persona equilibrada aunque la disforia supona un foco de desequilibrio, turbulencias e interés. Bien, pues soy una persona equilibrada y disfórica. Y a otra cosa.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Kim, te escribí el dia 12 de abril esta reflexión:

Lo que yo opino es que cuando se padece disforia de género todos los razonamientos que se puedan hacer con relación a la disforia creo que son razonamientos que no son objetivos sino que son razonamientos a partir de esta disforia que se sufre, pues, como tu Kim has dicho muchas veces, tú crees o piensas que el origen de la disforia viene o puede venir debido a algún tipo de trauma...creo que lo llamas una falta de homoafectividad con relación al padre... entonces yo pienso que de lo que se trata es de eliminar este trauma para que desaparezca la disforia con el tratamiento psicológico adecuado...pues, por ejemplo, si una persona padece cleptomanía no se le da un mono negro, un pasamontañas y una pistola para que pueda realizar su cleptomanía he ir por ahí haciendo sus robos, sino que con una terapia adecuada se pueda conseguir que supere el trauma que le ocasiona la cleptomanía y poder así hacer una vida normal sin estos impulsos.

Pues imagino que una persona que padece disforia de género, con una terapia adecuada pueda salir del trauma que le ocasiona este conflicto y no desear así vivir en el género que su disforia le impulsa...ahora bien, si con una terapia se acentúa su disforia o se alimenta su disforia de género encuentro normal que se quiera vivir en el género que su disforia le ocasiona.

Y el dia 5 de junio te escribí esta otra reflexión:

Hola Kim, como tú dices siempre, el origen de la disforia seria o podría ser a causa de un trauma personal muy profundo y posiblemente o con toda certeza por una relación afectiva de base con los padres o con el padre conflictiva...como tú dices, de una falta de homoafectividad adecuada... enfocas otra vez la posibilidad del trauma afectivo con padres y amigos mezclado con el carácter personal que se pueda tener...pues imagino yo que habrá una solución psicológica o psiquiátrica para resolver este conflicto...soy consciente de que no todos los médicos tendrán una preparación científica, psicológica y psiquiátrica adecuada para atacar la disforia de raíz, de cuajo, y de que sin la ayuda adecuada tal vez la disforia no desaparezca nunca, pero pienso de que si la disforia de género es debida a un trauma afectivo la solución está en encontrar la ayuda adecuada para resolverla...¿o no lo ves así?...dime tu opinión por favor.

Lo estraño para mi es que siempre antes me habias contestado todos mis escritos que te he hecho aquí de forma anónima y en otras partes con pseudónimo y en estos dos, curiosamente, no lo has hecho.


Recibe una cordial saludo

Kim Pérez dijo...

Gracias por seguir estos escritos y transmitir tus comentarios, que son lo que más puedo desear.

Perdona que no te haya contestado antes, porque he tenido los pensamientos y los sentimientos cansados y puestos en otros temas que me hacen descansar porque son menos personales.

Ahora tengo de nuevo fuerzas, gracias a los últimos planteamientos.

A mi entender, si la disforia de género la consideramos un daño, es prevenible en la niñez y la adolescencia, cuando se detecten los intensos sufrimientos de esas edades -si se detectan y el psicólogo acierta con su ayuda.

Luego, creo que forma parte de la estuctura de la personalidad, lo que la hace siempre presente. Pero en este caso, se puede absolutizar o relativizar, y yo creo que se debe relativizar.

También se puede considerar que la disforia no es un daño, sino una de esas visiones de la realidad extraordinariamente penetrantes que consideramos geniales. Los sufrimientos que produce serían entonces los del ajuste con lo convencional y sería fundamentalmente algo bueno.

Pero limitándonos a la primera interpretación, de un realismo a ras del suelo, pienso que la disforia, una vez establecida en la personalidad, es muy estable, por lo que una terapia para eliminarla correría el peligro de desestabilizar a la persona. Por eso digo que lo mejor puede ser aprender a reconocer su existencia y a relativizarla.

Un saludo amistoso y agradecido de

Kim

Anónimo dijo...

Gracias por tu respuesta Kim...aunque me gustaría insistir en diferentes puntos de vista...en principio yo no considero un daño la disforia de genero sino mas bien una circunstancia palpable originada por la razón que sea...claro que, debido al entorno social en general, genera imagino, en la mayoría de los casos sino en todos, un daño psicológico traducido en miedos y silencios que pueden ser muy profundos y dolorosos por el hecho de no hablar de ello…de no afrontarlo…

Sobre lo que dices de que una vez establecida la disforia de una forma estable podría desestabilizar a la persona de hacer una terapia para eliminarla, pregunto: ¿no es precisamente todo lo contrario?...es decir...la persona que sufre disforia ¿no está ya desestabilizada ni que sea por el hecho de la aversión social que origina esta circunstancia?...si la disforia de género esta o viene ocasionada por una falta de homoafectividad correcta en la niñez y adolescencia ¿una terapia correcta no la eliminaría?

Estoy de acuerdo contigo en que si se padece disforia de género lo mejor es, después de reconocerla, relativizarla...pero imagino o creo que lo que hace falta es encontrar el origen del desequilibrio que la ocasionó para comprenderla del todo y así de esta forma eliminar estos impulsos de la mente y tener una vida normal con relación al género físico que se pertenece.

También el hecho de relativizarla lo encuentro fundamental en el sentido de que si la disforia solo tuviese origen psicológico y no biológico, para las personas que deciden vivir en todos los sentidos según lo que les dicte su disforia, como que en el fondo estaríamos en una forma de vida errónea por no haber solucionado el conflicto psicológico, el hecho de relativizar la disforia ayudaría a vivir con el conflicto…porque en este caso el conflicto no estaría jamás resuelto…y en este sentido comprendo perfectamente los consejos de personas no ya disfóricas de género sino ya transexuales, de que en lo posible todas las personas disfóricas de género que quieran ser y vivir como transexuales sean, si es posible, autónomas económicamente para no tener que compartir sus vidas en ambientes ajenos o ambientes destructivos para ellas .
También pienso que si la disforia tiene su origen no en una falta de homoafectividad sinó en una base biológica entonces si que imagino que lo que hace falta es coger el toro por los cuernos y adaptar la vida al rol personal y social que se desea….y en todos los casos ser, en lo posible, autónoma económicamente…porqué imagino que las presiones sociales, aunque se relativicen, serán de por vida….y la autonomía económica ayuda, desde mi punto de vista, a no aguantar a personas que no te apetezca.

Kim Pérez dijo...

Lo de la desestabilización lo digo por lo siguiente:

Hay una fase de formación de la persona -niñez, adolescencia. juventud- en la que la personalidad es muy flexible, todos lo sabemos.

En esa época hay que formar, por ejemplo, la identidad de género y la mayoría la forman sin problema por un proceso seguramente muy complejo.

Algunas personas tienen problemas en esa fase, llamémoslas disforia, De ellas, algunas la superan justo porque están en formación y otras no.

Éstas llegamos a la edad adulta. Nuestra personalidad se va consolidando y también nuestra disforia. Aprendemos a vivir con ella de una forma u otra. Encontramnos un equilibrio práctico cada cual a su manera. La transexualidad, por ejemplo, es una forma de adaptación y equilibrio después de la disforia.

Los equilibrios internos son complejos. ¿Los conocemos, los dominamos? ¿No corremos el peligro de tocarlos y provocar efectos no deseados?

No se sabe con certeza el origen de la transexualidad, su biologismo o su psicologismo. Sí se sabe, empíricamente, que el proceso transexual produce bienestar y equilibrio, comparado con la fase anterior de sufrimiento.

Yo así me siento. Quedan dudas -soy muy teórica-, incluso sentimientos de culpabilidad, pero en general la persona se encuentra mejor.

Cuando yo tomé mis decisiones, me sentía horriblemente .no exagero, temía un ataque cerebral-, en total desequilibrio. Ahora le doy vueltas a la cabeza, pero con equilibrio y serenidad.

¿Algún psicólogo se atrevería a deshacer ese proceso, no sabiendo bien de qué se trata, como nadie lo sabe, a riesgo de que volviera a desequilibrarme?

Kim

Anónimo dijo...

He oído muchas veces que sin riesgo no hay vida…no es que me lo acabe de creer pero casi si o si…lo digo por lo que dices de: Los equilibrios internos son complejos. ¿Los conocemos, los dominamos? ¿No corremos el peligro de tocarlos y provocar efectos no deseados?

Estoy de acuerdo en lo que dices, por lo que he leído, de que el proceso transexual produce bienestar y equilibrio, comparado con la fase anterior de sufrimiento...en esto quiero ahondar...como he dicho en otro escrito, cuando se sufre disforia de género es lógico, desde mi punto de vista, que un proceso transexual produzca bienestar y equilibrio...se sabe que la disforia de género de índole transexual, produce en la persona afectada un deseo interior persistente y tenaz de desear, sentir, vivir y expresarse en todos los sentidos en un rol de género contrario a lo que expresa el cuerpo físico...por lo tanto es lógico insisto y desde mi punto de vista que al afrontar un proceso transexual se sienta, de entrada seguro y posiblemente para el resto de la vida un bienestar y equilibrio personal nunca antes sentido, pero, sobre todo imagino que este bienestar viene dado por no haber resuelto el conflicto psicológico si es que este fuera el origen de la disforia de género y al afrontarlo mediante terapia, hormonas y operación, todo este proceso debe dar una cierta tranquilidad y sosiego...pues cuando se tiene hambre lo mejor es comer.

Pero quiero hacer hincapié en lo que dices de que: Quedan dudas -soy muy teórica-, incluso sentimientos de culpabilidad (subrayo lo de sentimientos de culpabilidad) pero en general la persona se encuentra mejor...

Y pregunto: ¿porqué te persisten los sentimientos de culpabilidad?...si la base de la disforia y su solución, suponiendo que fuera de origen biológico y no psicológico es la transexualidad...¿porqué tendrían que persistir sentimientos de culpa?...

Entiendo que persistan sentimientos de culpa si una persona con disforia de género decide afrontar un proceso transexual y el origen de la disforia fuera siempre psicológico y nunca biológico...como no se habría resuelto el conflicto psicológico, interiormente encuentro lógico que se tengan sentimientos de culpabilidad por no hacer lo que de verdad se hubiera tenido que hacer, resolver el conflicto psicológico, aunque por otro lado comprendo que el hecho de afrontar y vivir como transexual, sin haber resuelto el conflicto psicológico si este fuera su origen, produzca sentimientos de bienestar y sosiego por haber dado de comer a la bestia…por decirlo metafóricamente.

Kim Pérez dijo...

Se debe distinguir entre sentimientos de culpabilidad y culpa. Los sentimientos de culpabilidad son subjetivos y la culpa es objetiva.

Por ejemplo, se sabe que a veces los hijos tienen sentimientos de culpabilidad por el divorcio de sus padres.

Es fácil comprender que una persona transexual, que rompe algo tan grande como su naturaleza reproductiva, tenga sentimientos de culpabilidad.

Ahora bien, cualquier persona que renuncie voluntariamente a su reproducción, por ejemplo, los monjes y ascetas, habría sacrificado también su naturaleza y sin embargo no tienen sentimientos de culpabilidad.

Eso nos permite que analicemos más profundamente la cuestión de culpabilidad o culpa.

Kim