miércoles, agosto 08, 2007

¿Por qué discuto conmigo misma?



¿Por qué discuto conmigo misma, por qué me contradigo de un día para otro?

Primero, porque tengo actitud científica o espíritu crítico hacia lo que yo misma me planteo, que me incita a revisarlo.

Más profundamente, porque me culpabilizo mucho con mi transexualidad; y a quienes se culpabilizan demasiado, les gusta encontrar culpas para poder arrepentirse o purificarse, que es lo que desean; en este sentido, las explicaciones psicológicas, como la de la homoafectividad, parece que dejan más margen al cambio que las biológicas, como la de la ambigüedad.

Pero también me deja insegura -o inseguro, ya sabéis que puedo decir cualquier cosa- sobre ésta su carácter aparentemente patológico. Una hiperandrogenia o hipoandrogenia en la edad prenatal, que en el futuro, de ser detectadas, podrían ser corregidas con una medicación. ¿Todo el complejo proceso emocional de las personas transexuales no sería más que esto? ¿A la humanidad le interesa tener sólo varones definidos y mujeres definidas?

La respuesta es no. La ambigüedad biológica lubrifica la vida social, al crear puentes o regiones intermedias entre Schwarzenegger y Monroe. En particular, genera sensibilidad en los varones y da determinación y energía a las mujeres. ¿Se puede definir el punto en que de una ambigüedad integrable se pasa a la ambigüedad transexual o radical? ¿Es bueno que se defina?

Por otra parte, este planteamiento no es muy apoyado por los estudios de género actuales por ser biologista. Cuando se piensa que el género es una construcción cultural, esta explicación de la ambigüedad como causada biológicamente contradice todos los supuestos, imcluso sobre la no-ambigüedad, o definición sexual. Pero la evidencia de estas afirmaciones está en la experiencia, y si ésta obliga a corregir las teorías, habrá que hacerlo, como se ha hecho siempre en la historia de la ciencia.

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