jueves, agosto 09, 2007

La transexualidad post-traumática




Al despertarme hoy a las 5.30, después de recordar a Dios, a quien le habia pedido esta claridad de pensamiento, se me viene a la cabeza una reflexión decisiva sobre mi manera de entender los genitales, tan básica para mi transexualidad, puesto que está fundada en rechazarlos intensamente.

El día que primero pensé en ellos en mi niñez, cuando se hablaba de la "pilila", un nombre inocente, me parecio pequeña e inofensiva, un órgano secundario que servía sólo para orinar, y que por eso merecía cierta ternura o condescendencia.

Lo que hoy me trastorna es comprobar por primera vez que, si hubiera permanecido siempre ahusada, cubierta por el prepucio, tal como era al principio, me hubiera agradado que estuviera en mi cuerpo y me hubiera seguido pareciendo una forma ligera y tierna.

Pero con ocho o nueve años tuvieron que hacerme una fimosis un poco más complicada de lo corriente, no sé por qué, incluso con una anestesia de éter (fue antes de 1950) que me aturdió y después me obsesionaba cada vez que veía colores agrios. La circuncisición me hizo ver aquel órgano como feo y ridículo y sentirlo como ajeno, como incompatible con las formas de mi cuerpo, finas y delicadas.

La transcendencia de este sentimiento es que me demuestra que mi rechazo a mis genitales no es originario, como debido a una incompatibilidad con una "imagen corporal" procedente de un cerebro poco masculinizado, como creia, sino post-traumático.

Hay dos traumas en la génesis de mi transexualidad, uno, el de los resultados de la fimosis, inaceptables como forma estética, pero inaceptables; el otro, la asociación de ideas entre esa forma y la experiencia de un rechazo profundo a ciertos varones.

La noción de la transexualidad como recurso post-traumático es interesante, porque la emancipa de lo directamente biológico y la convierte en un recurso adaptativo como tantos otros. Puedo ser algo ambiguo, como sensible y estetizante, pero no es eso lo que me ha hecho transexual, sino la reacción ante determinados traumas, cuya importancia para mí sólo yo puedo valorar, que han necesitado unas respuestas extremas para readaptarme y compensarlos.

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