jueves, septiembre 23, 2010

Filosofía transexual



Por Kim Pérez


Publicado en CarlaAntonelli.com el 13 de septiembre de 2010



Me pregunté la otra noche si yo había hecho algo que creyera verdaderamente importante, y me contesté que sí.

Me refería a estas ideas, que he escrito de nuevo y que caben en una página,

¿Tienen algo que ver con la transexualidad? Parece que no, pero sí, por lo menos con mi transexualidad y puede ser que con algunas otras.

Partí, desde los diez años, con el descubrimiento de que yo era yo. Ése nunca me ha abandonado: la sensación de que todo pasa por mi juicio, por mi aceptación o rechazo, por mi voluntad.

Esta filosofía es distinta de todo lo que ponga fuera de mí el fundamento de mi vida, sea la sociedad, sea un Dios externo, fuera de mí; y éste es el fundamento de mi transexualidad.



Yo soy yo.

Traducción:

Yo que pienso soy yo que estoy aquí. (Yo soy este cuerpo: miro mi mano)

(No es: yo sujeto del pensamiento soy yo, objeto del pensamiento; no es pensamiento sólo; es la realidad)

Yo: nombre propio que designa mi propia realidad. Inequívoco. No es un pronombre que valga para todos. Vale para mí. Debería sustituirlo siempre por Yo-Kim.

Unicidad de Yo-Kim: existo desde Junio 1940. No existo antes. Sólo Yo-Kim soy Yo-Kim. Cuando deje de existir, nadie podrá decir esta frase. Realidad única, en la inmensidad de las realidades. Valiosísima por ser única. El No-Yo-Kim seguirá existiendo por su lado, pero esta luz se habrá apagado.

(Sustituye en este párrafo mi nombre por el tuyo para saber lo que quiero decir)

En mi intimidad es suficiente con decir Yo soy yo o Yo estoy aquí, pues no hay más yo que yo.

Interioridad de Yo: Lo que yo veo no se puede ver desde fuera de mí. Yo soy un vértice que no existe en la inteligencia artificial, en el razonamiento maquinal.

Ésta es mi mano, la izquierda, la derecha, éste es mi cuerpo, éstos son mis genitales. Me miro en el espejo: ésta es mi cara. Sorpresa: todo eso me gusta o no.

Derecho natural

Publicado en CarlaAntonelli.com el 21 de septiembre de 2010

En el anterior comentario expuse el fundamento de la vida humana, incluso de la transexualidad, que es la conciencia de sí.

En éste voy a exponer cómo el Derecho Natural ampara la verdadera orientación o la verdadera identidad sexual de cada persona.

El Universo tiene una estructura matemática (Galileo, Newton, Einstein, Planck)

Luego la materia está organizada conforme a algo pensable (es natural, porque el pensamiento humano nace de la materia y reproduce sus estructuras)

Las Matemáticas están vacías, no contienen ninguna afirmación fuera de ellas. Son sólo un sistema de razones y relaciones. Son una sintaxis.

Lo que estructura el Universo es una sintaxis inmóvil y que parece no tener sentido (sentido como dirección) porque no se mueve.

Su forma es la del álgebra; algo más otro algo es igual a algo distinto. En esta fórmula, lo matemático son sólo las palabras “más” y “es igual”, debidamente ordenadas.

Pero esta estructura, propia del Universo, está por encima de la voluntad humana. Nos guste o no nos guste, tenemos que acatar la Lógica que es la Matemática.

Es una ley natural independiente en su origen de nosotros pero que está sobre nosotros. Incluso para contradecir la Lógica tendríamos que usar la Lógica.

¿Una ley natural gobierna nuestras vidas? ¿Es tan natural que de hecho todos la sabemos intuitivamente, sin necesidad de que nadie nos la explique?

Sí; esta ley natural nos lleva a lo que es bueno o es malo, porque podemos elegir entre hacer lo que sea lógico o no hacerlo.

Los humanos tenemos la experiencia de ser libres, porque tenemos que tomar decisiones. Nuestra libertad le da sentido o dirección a la ley natural porque la convierte en lo bueno o lo malo.

Primero. Es bueno lo lógico.

Segundo. Es malo lo absurdo.

Todos lo sentimos. Pero es difícil definir lo lógico y lo absurdo.

Requiere concreción:

Primero. Es bueno lo que ayuda a la vida humana.

Segundo. Es malo lo que daña la vida humana.

Ya tenemos con esto una multitud de hechos que se pueden definir como buenos o como malos.

Las necesidades y posibilidades básicas:

Viviendo libremente, como humanos, alimentarse, abrigarse, comunicarse, aprender y desarrollarse, es lo bueno.

Lo que impide o dificulta algo de esto es lo malo.

Comprobación:

Para saber si ésta es una ley natural, “grabada en el corazón de todos los hombres”, piénsese si los padres y madres de cualquier lugar del mundo piensan así o no respecto a sus hijos.

En un nivel superior de abstracción, es bueno lo que supera la maldad que estorba la vida: liberarse de la opresión, curar un daño...

También todos los hombres, incluso los malvados, saben que la realidad es ésta.

Es precisa una abstracción mayor cuando la opresión no es evidente; pero la norma a aplicar es de derecho natural cuando deriva de los principios anteriores: aquí se sitúa la liberación de homosexuales y transexuales.

No dañamos a otros (principio que excluye el mal)

¿Nos dañamos a nosotros mismos, al no procrear u operarnos?

No, si se tiene en cuenta que la vida humana es un equilibrio dirigido por la conciencia, a la que corresponde la primacía. Nuestra orientación o nuestra identidad son hechos de conciencia a los que les corresponde la primacía en nuestro equilibrio.

De la conformidad con el derecho natural, anterior a nuestra voluntad, depende la legitimidad de las leyes que establecemos voluntariamente los hombres. Por tanto, nuestra Ley de Identidad de Género será imperfecta, pero es legítima.

¿Es legítima, conforme a la ley natural, la Ley del Matrimonio Homosexual?

Aplicándole el mismo criterio, resulta:

No daña a nadie.

Beneficia a quienes desean contraerlo.

Luego es legítima.

La búsqueda de la propia orientación o la propia identidad descubre que están llenas de matices. Sólo cada cual puede llegar a conocerlas con precisión, libres de los estereotipos que se plantean desde fuera.

El derecho natural manda respetar la verdad, que es la correspondencia entre lo que es, lo que pienso y lo que hago.

En otro caso, me encontraría en el error, que me hace daño a mí y a los demás.

Por tanto, es de derecho natural que yo deba buscar mi verdad personal en cuanto a mi orientación o mi identidad, y que una vez encontrada, ésta deba ser respetada por las demás personas.

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