viernes, julio 21, 2006

Gaylesbitrans


Me pongo como único límite la gran comba del cristal de mis ojos. Estoy aquí, hablo desde aquí, soy yo. Sólo esto pretendo. Tampoco quiero renunciar a ello.

Ésta es mi acta fundacional, mi compromiso conmigo y con quienes me lean.

Soy el soberano de este pequeñísimo país interior o espacio donde resido. Os dejo entrar. A quien no le guste, que se vaya, y a quien le guste, que se quede.

Sé que voy a encontrar quien me quiera detrás de este cristal y también para esto escribo, porque ahora mismo tengo una gran ansiedad por todo lo sentimental, tan desastroso para mí durante tantos años.

Pero no me voy a quejar, sino que me pongo aquí, delante, querida por uno, aborrecida por otros.

Soy un muchacho de otro tiempo, que se llamó travesti (y luego transexual) y llegó a separar los tristes genitales de su cuerpo, dejándolo puro y limpio.

Pero insisto en llamarme travesti. Me conmueve la antigua palabra “travesti” y sobre todo, que tenga el artículo “un” delante. Un travesti perfecto. Operado.

¡Estoy estallando de confusos sentimientos y quiero estallar hasta que aparezca una figura bella delante de vosotros!

Esta es la sutil coquetería con que presumo; ya que no puedo ser tan bella como quisiera en mi cuerpo, como para volveros locos, que sean bellas mis palabras, lo único que permanece del paso de los humanos por la tierra.

Hablo de gaylesbitransiedad porque todos los gaylesbitrans somos lo mismo en realidad. Pensad en nuestra niñez: ¿no hemos sido niños callados, delicados y ansiosos, todos o casi todos? ¿No hemos llorado por lo mismo y también por nosotros mismos?

Luego hemos echado por caminos distintos, unos más por el de a quién quiero, otros más por el de qué soy; pero a la hora de la verdad, las preguntas se nos cruzan y se encabalgan, y todos queremos de una manera propiamente nuestra y todos nos preguntamos quiénes somos.

Que nadie se moleste en discutirme esto o el derecho a decirlo: yo estoy aquí en lo mío y pienso así. Os dejo el fuego graneado de los comentarios. Con unos estaré de acuerdo y con otros no, pero me reservo el deciros cuáles tocan mi corazón

1 comentario:

Anónimo dijo...

En definitiva, que todos y todas luchamos por la libertad...