domingo, febrero 08, 2015

DIOS ES MALO Y LO CONTRARIO


Un empeño filosófico es buscar la unidad de la realidad.

La Física, como división de la antigua Filosofía, busca en efecto la Teoría Unificada de la Relatividad y lo Cuántico; cuando la encuentre, y dado que lo Cuántico incluye la función del Observador, tendrá que llegar a una Teoría Unificada de lo Observador y lo Observado… O de la función Sujeto y la función Objeto…

El razonamiento humano procede mediante análisis que escinden la realidad y luego síntesis que la reunifican en un nivel mayor del conocimiento. 

Lo que en lenguaje filosófico se puede llamar la Última Síntesis será lo que en lenguaje teológico (pero griego) se llama Zeós o Dios. La traducción de lo teológico a lo filosófico exige limpiar este concepto de adherencias míticas y rituales.

Los humanos no podemos renunciar a buscar esa Última Síntesis, por tanto la Unidad de la Realidad.
Sabemos ya que el Universo entero habla el lenguaje de la misma Lógica que ya descubrieron los griegos. Está unificado por tanto, es inteligible unificadamente, puede ser entendido con la Lógica que tenemos, puede ser comprendido y cuando lo comprendamos será cuando veamos la Última Síntesis; éste es el sentido de nuestra existencia.

Entender por qué nosotros, Sujetos, estamos amenazados por tanto dolor y por la muerte; entonces, en esa Última Síntesis, resolveremos nuestro misterio.

El Zeós que se anuncia en la Última Síntesis tiene que ser, lógicamente, la unión de tanto dolor y de las alegrías que nos vamos encontrando; tendrá que unir, más aún, el mal y el bien que se encuentran en el alma de los humanos. El mal, lo que nos daña; el bien, lo que nos conviene.

Miramos la Realidad, el Universo y lo que haya más que el Universo, y vemos por todas partes ese daño, ese mal. Los animales estamos hechos para alimentarnos de los vegetales y de los otros animales. Nuestra vida, nuestro bien, es daño para otros y no puede dejar de serlo. Por eso, los colmillos, las garras, los cuernos, no los hemos inventado nosotros. Estaban, cuando nosotros llegamos. 

O las grandes extinciones por los asteroides que golpeen nuestro planeta u otros en los que haya vida.
La Última Síntesis tendrá que poner todo ello, junto, para darle sentido al Universo. Pero la buscamos, eso quiere decir que confiamos en encontrarla. Nuestro pensamiento, en lo que vamos viendo, tiene sentido porque vamos descubriendo hechos transcendentales y porque vemos que se ajusta a la naturaleza del Universo.

Pensamos en lo que tenemos que hacer mañana, porque pensar tiene sentido; o pensamos en todo el Universo y más allá del Universo, porque esperamos que nuestro esfuerzo en pensar tenga sentido.

La Última Síntesis, el Zeós, tiene que estar más allá de todas las distinciones. Los humanos estamos sujetos a una de esas distinciones, porque estamos sujetos al bien y al mal, lo que nos fortalece y lo que nos daña; es natural, como hace el Cristianismo, hablar del camino del amor y no del odio, e insistir en que el Zeós es finalmente bueno para nosotros; pero tendría que dejar claro que Dios no es un Anciano bueno como Papá Noel, puesto que nos hace y nos deshace, nos fortalece y nos daña, mucho, nos construye y nos destruye; pero la Última Síntesis tiene que referirse a lo que esté más allá del bien y del mal, más allá de quien ve y lo que ve (nosotros como sujeto y del objeto que miramos), será lo que nos deje sin palabras, porque todas las palabras son distinciones, lo que nos hará sentirnos en la Gloria, porque la Gloria está más allá del Gozo y del Dolor.

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