lunes, agosto 13, 2012

Valores que hoy son de la derecha


VALORES QUE HOY SON DE LA DERECHA

Por Kim Pérez

Voy a hablar aquí de valores morales universales, aunque hoy solo los sostenga la Derecha. Entiendo la Derecha, en este texto,  como una parte de la sociedad europea heredera en el siglo XXI de dos tradiciones, la cristiana y la liberal moderada, que se contrapone a la Izquierda, heredera a su vez de otras dos, la del jacobinismo o liberalismo radical y la del socialismo revolucionario.

La Derecha y la Izquierda existen solo desde el siglo XVIII. No son por tanto connaturales a toda sociedad, en esta forma de actitudes éticas radicalmente enfrentadas, aún a muerte, que lleva a la división de la sociedad en dos frentes (bolchevismo y guerra civil en Rusia, guerra civil en España), cuya memoria, cuyos odios y cuya épica, sobreviven más allá de la duración del enfrentamiento mortal.

Voy a explicar por qué considero que la formación de la Izquierda ha sido una patología social y moral, durante la Revolución Francesa, de la que se vieron libres otras sociedades, a la que ha respondido la formación de la Derecha, como reivindicación de los valores antiguos comunes a toda la sociedad. No se trata por tanto de dos formas simétricas, sino de una situación patológica de gran alcance y la voluntad de remedio.

La opción básica de la Izquierda es el rupturismo y la de la Derecha es el conservadurismo reformista. Es justo el término antes usado por la Izquierda que llamaba a la Derecha reacción, pero es una reacción en sentido médico.

La Izquierda ve el conjunto social como un sistema de Enemigos-Amigos, estando siempre pronta a doblar el pulso de la Derecha (y aun a exterminarla) y transigir con ella solo coyunturalmente.

 La Derecha de los pueblos latinos, víctimas de las escisiones de la Revolución Francesa y luego de la Soviética, puede sentir un reflejo conservador a ultranza, pero puede ver el conjunto social como formado por actitudes complementarias, conservación-innovación, estando siempre pronta al pacto, por su naturaleza reformista, en una sola sociedad, hermanada en la conciencia de su unidad (De Gaulle) En otras palabras, la Izquierda descalifica del todo los puntos de vista de la Derecha, mientras la Derecha puede adoptar algunas propuestas de la Izquierda, si en ellas ve la razón e innovaciones válidas para todos (así lo hizo Bismarck, al crear la Seguridad Social) Esta complementariedad ha dado lugar en los pueblos escandinavos y en los anglosajones a soluciones como las socialdemócratas y las liberales moderadas en las que se crea una dialógica de progresismo frente a conservadurismo, sin romper la unión social, que diluye la oposición radical entre Izquierda y Derecha que sigue afligiendo a los pueblos latinos.

El análisis sociológico de una y otra puede ver que la mayor parte de los seguidores de la Derecha corresponden a la clase media, media-alta y alta, y la mayor parte de los seguidores de la Izquierda corresponden a la clase media-baja y baja, aunque en su dirigencia pueden encontrarse gran número de personas de las clases que mayoritariamente corresponden a la Derecha.

Este análisis sociológico parece traducir, en filigrana, la lógica de la lucha de clases, que sería la verdad profunda bajo la apariencia ideológica de las posiciones de Derecha, que confirmaría que la razón final corresponde a la Izquierda. Esta lógica sería un proceso histórico dialéctico, que conduciría a la afirmación única de la Izquierda y la extinción de la Derecha.

Sin embargo, hay evidencias de que hay una lógica, sostenida por la Derecha, que es anterior y será posterior a la irrupción de una Izquierda cuyos supuestos conducen necesariamente a la ruptura civil, por tanto a la negación de la vida social, y que puede ser considerada una patología social, no necesaria, fruto de determinadas coyunturas históricas, que se han dado en algunas sociedades europeas, no en todas, pero podrían no haberse dado.

La Derecha conduce a la recuperación de esa lógica; pero una vez conseguida en la escala nacional en las naciones donde son todavía determinantes, la Derecha y la Izquierda dejarán de existir, ambas a la vez, y serán sustituidas por  ese sistema de complementariedad, en el que el progresismo y el conservadurismo (no la Izquierda y la Derecha) dialogarán en la sociedad y podrán incluso ser asumidos alternativamente por la mayoría de los ciudadanos, sin dividir sus corazones ni a la entera sociedad en una ruptura esquizoide.



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El primero de los valores que pueden restablecer la unidad social es la soberanía de la lógica. La mera idea de la soberanía de algo que pueda limitar la voluntad humana indigna a gran parte de la Izquierda (pero no de toda: el materialismo dialéctico la afirmaba)

La observación de la función de la lógica en la estructura de la realidad muestra que la voluntad humana se enfrenta a menudo a ella (voluntarismo) y que sin embargo igual de a menudo sucumbe ante ella.

La lógica parece incluso constituir el proyecto que ordena la realidad material, anterior a ella, inspirador de ella (Pitágoras, y la relación entre las Matemáticas y la Música; Platón, “No entre aquí quien no sepa Geometría”) Por eso, cuando los humanos actuamos sin lógica (errores, vicios) nos enfrentamos a ella, y ella nos castiga como si tocáramos una corriente eléctrica.

El apólogo del Edén, en el Génesis, alude exactamente a eso: De todos los árboles del paraíso podremos comer (todo lo material lo podremos usar), menos del Árbol de la Ciencia del Bien y del Mal (la lógica), que está en su centro. Si quisiéramos comer de la lógica, manipularla, moriremos, literalmente; es verdad que si lo consiguiéramos “seríamos como dioses”; pero no lo somos. La lógica está por encima de nuestra voluntad.

En la tradición griega el equivalente a Eva y Adán, pecadores contra la única ley que debemos respetar los humanos es el titán Prometeo, que roba el fuego del cielo como Eva y Adán robaron el fruto del árbol de la ciencia; pero también es castigado a un tormento. Por eso, locamente, la Izquierda santificaba románticamente a Prometeo, el que lucha contra la ley de la lógica.

“Serviam” (el Arcángel Miguel) o “Non serviam” (el Ángel Caído), el respeto a una Ley es la actitud básica de la actual Derecha; es solo una Ley, la Moral, la del Bien y el Mal, pero por eso es patológica la actitud básica de la Izquierda, que es la Transgresión, la negación a aceptar que haya una Ley por encima de la voluntad humana, incluso afrontando todos los desastres que sobrevengan, en la postura del Rebelde erguido frente a la tempestad que él mismo ha desencadenado. No hay esperanza en la postura de la Izquierda: solo hay rebeldía sin futuro.

(Incluso el materialismo dialéctico, con su respeto a la supuesta lógica de las formaciones sociales que conduciría a la guerra civil, a la lucha de clases, proclamaba que la moral estaba sujeta a la dialéctica y los peores crímenes estarían  justificados por su servicio a la lucha de clases; Rusia se convirtió en un campo de sangre)

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Respeto a la lógica, a la ley moral superior a la voluntad humana, es por tanto el fundamento de todos los valores morales.

El primero de todos es la Veracidad. Necesitamos saber la verdad para guiarnos en la existencia. En parte la podemos encontrar por nosotros mismos, pero en gran parte no tenemos esa capacidad, y necesitamos confiar en otras personas.

Decir la verdad, es ser veraz. No decirla, es por error (no saberla) o por mentira (sabiéndola)

Necesitamos el respeto a la verdad. Eso es respetar el Árbol de la Ciencia. Va unido a la crítica, o criba, el discernimiento entre la verdad y el error. La critica fundamenta el método científico, nuestro acceso más profundo a la verdad, tomando en cuenta a la vez nuestros límites para hallarla, que nos obligan a revisar continuamente nuestros hallazgos (verificación o falsación, de Popper)

La fuerza arrolladora de la técnica científica nos ha llevado a un acuerdo común, universal, sobre el valor de la ciencia (revisable) Ya no es de Derechas ni  de Izquierdas. Pero debo recordar que la Izquierda, en tiempos en que su fiebre era mayor, hablaba de ciencia burguesa y ciencia dialéctica, descalificando a la primera (que es la que seguimos conociendo, comprobada día a día por la técnica) e intentando crear la segunda (Lyssenko, bajo Stalin), aunque no pudo pasar del intento.

Pero es preciso, además de la ciencia, que cada humano respete la verdad en su vida diaria, que sea veraz. Lo necesitamos por respeto a la lógica. No podemos vivir entre mentiras. Nos extraviaríamos, literalmente, sin saber a dónde ir. No podemos tampoco tener que encontrar la verdad, críticamente, a cada paso. Necesitamos la presunción de verdad, la confianza, que es el centro de la vida social, cultural y económica. También necesitamos que la falacia, la mentira deliberada, sea castigada. Es de una ley de lo que estamos hablando. La mentira de los comerciantes, la mentira de los profesores, la mentira de los políticos. Y proporcionadamente, aunque solo sea por una reprobación ligera o grave, nuestras propias mentiras,  en las que podemos caer todos.

El adulterio es grave, porque es una mentira grave. El respeto a nosotros mismos, en función de la veracidad de nuestros dichos y su coherencia con nuestros hechos, es la honradez.

 La Honradez es un valor necesario. Es preciso enseñarla, es decir, mostrarla a nuestros estudiantes. Es buena una sociedad en la que puede haber presunción de honradez.  Las puertas pueden quedar abiertas, como se hacía en muchas palabras. La palabra de honor era garantía suficiente. El apretón de manos era más que una firma. Estos conceptos, en una sociedad enferma como la nuestra, se han olvidado en unos cincuenta años. En mi generación, los aprendimos en la calle en nuestra niñez, hacia 1950, pero he tenido que explicárselos en el aula a mis estudiantes alrededor de 2000,  cuando todos ellos afirmaron desconocerlos.

Si no puede haber presunción de honradez para los otros, a los honrados solo se les puede aconsejar prudencia. La honradez es el resultado del respeto a la ley moral, al Árbol de la Ciencia del Bien y el Mal. Si no se siente, si se pretende una moral social creativa, la consecuencia será como mínimo la picaresca, la viveza,  y como máximo, el crimen.

La Cortesía es el respeto a sí mismo y al otro, por respeto a la lógica. La descortesía se convierte en dificultades para la convivencia. Ruidos y gritos intempestivos, trato desconsiderado, burlas, agresiones, es la consecuencia sistemática de la falta de  cortesía. Es muy fácil entenderla como falta de respeto, y ésta como la falta de respeto a cualquier ley moral que la Izquierda hizo suya en la educación desde Mayo de 1968. Se esperaba que la Transgresión creara la Espontaneidad y ésta al Buen Salvaje, pero esta confianza antropológica no estaba justificada. Solo el respeto a la ley moral hace posible la convivencia.

Cuando se pierde el respeto a la ley de la lógica, solo queda el egoísmo, como ley única, y si fracasa, como sucede tan lógicamente, al no ver ninguna otra perspectiva, porque no se han aprendido, puede verse solo un deseo de autodestrucción (inconsciencia provocada por el alcohol o las drogas o suicidio)

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Entiendo que formar humanos veraces, honrados y corteses es suficiente para formar sociedades sanas. Estos valores son lógicos, se pueden exigir a todos los humanos. Otros, como el amor, son libres. No se pueden exigir a todos. Se dan o no se dan. Pero los que he dicho, son necesarios para todos.

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