Puede interesaros a algunas trans. Os comentaba que mi identidad básica, mi concepto de mí, es la de un muchachillo ambiguo, masculino pero ambiguo, pero que la pubertad me reveló que los genitales masculinos los sentía como extraños a mí. He anotado algunos de mis sentimientos de entonces y ahora para que veáis hasta qué punto eran y son profundos.
Pueden pareceros disparates; no son razonamiento...s, sino sentimientos. No los veáis como argumentos, vedlos como expresiones de una manera de ser, de una personilla que se encontró con tal contradicción:
=Todos los hombres desean en el fondo ser mujeres.
=Si tuviere que estar en una reunión de hombres solos, no me podría quitar de la cabeza que están juntos porque tienen esos genitales; si yo estoy con ellos, la gente pensará que es también por eso y yo no quiero que me vean así.
=He leído que un hombre ha perdido sus genitales en un accidente; ¡qué suerte ha tenido!
=Pensaba en mi niñez que la pilila servía solo para hacer pis y, aunque no me fijaba casi nada en ella, me agradaba porque era pequeña y delicada.
=Una operación de fimosis, con 8 años, me reveló la existencia del glande, feo, parecido a un casco, y desde entonces me pareció que ese órgano se había vuelto feo y soez.
=Con la pubertad, sentí que el órgano masculino es feísimo, como un tubo de fontanería, deforme y rematado de forma grotesca.
=Es como un palo añadido en un cuerpo, que le quita su armonía.
=El escroto es muy raro, como una tripa salida de su sitio, todo como un añadido, algo postizo.
=Un órgano en erección es una vergüenza, algo degradante.
=Los genitales masculinos me daban la sensación de una adherencia, como un mejillón pegado al casco de una barca, algo que hay que limpiar.
=Los genitales masculinos eran para mí extraños, postizos (como si hubiera una separación entre ellos y yo, ajenos, inapropiados.
=Con el tiempo, me he dado cuenta de que no tengo ningún deseo de penetración, ni ninguna frustración después de operarme.
=La sexualidad masculina me parece feísima. Trabajo, sudor y cansancio. La femenina por lo menos es tranquila, dejar hacer, una manta que se extiende.
=Esto es tan personal, tiene que ver tanto con la imagen que puedo tener de mí misma, que si alguien me hubiera dicho: "te vas a operar, pero enseguida te vas a tener que ir a una isla desierta a pasar allí sola el resto de tu vida", yo hubiera aceptado, porque esto tiene que ver con la imagen que puedo tener de mí a mis propios ojos.
Todo esto, que pueden parecer exageraciones y disparates, se entiende si se piensa que mi cerebro no estaba formado para funcionar con una sexualidad masculina, que no entendía. Por eso digo que las personas que sentimos así, somos intersexuales cerebrales.
Somos mujeres sexualmente, aunque el resto de nuestra personalidad sea más bien masculina. Esta mezcla en nosotras de lo femenino y lo masculino se entiende cuando sabemos lo que es lo no-binario. Antes de entenderlo, nos produce un grandísimo sufrimiento, confusión, culpa. Cuando lo sabemos, entendemos que una parte de nuestra manera de ser sea masculina, y otra, no.
Escribo solo para las para algunas personas transexuales. Otras se sentirán extrañadas y dirán "¿cómo se puede ser tan dual?". Pues algunas lo somos.
Pueden pareceros disparates; no son razonamiento...s, sino sentimientos. No los veáis como argumentos, vedlos como expresiones de una manera de ser, de una personilla que se encontró con tal contradicción:
=Todos los hombres desean en el fondo ser mujeres.
=Si tuviere que estar en una reunión de hombres solos, no me podría quitar de la cabeza que están juntos porque tienen esos genitales; si yo estoy con ellos, la gente pensará que es también por eso y yo no quiero que me vean así.
=He leído que un hombre ha perdido sus genitales en un accidente; ¡qué suerte ha tenido!
=Pensaba en mi niñez que la pilila servía solo para hacer pis y, aunque no me fijaba casi nada en ella, me agradaba porque era pequeña y delicada.
=Una operación de fimosis, con 8 años, me reveló la existencia del glande, feo, parecido a un casco, y desde entonces me pareció que ese órgano se había vuelto feo y soez.
=Con la pubertad, sentí que el órgano masculino es feísimo, como un tubo de fontanería, deforme y rematado de forma grotesca.
=Es como un palo añadido en un cuerpo, que le quita su armonía.
=El escroto es muy raro, como una tripa salida de su sitio, todo como un añadido, algo postizo.
=Un órgano en erección es una vergüenza, algo degradante.
=Los genitales masculinos me daban la sensación de una adherencia, como un mejillón pegado al casco de una barca, algo que hay que limpiar.
=Los genitales masculinos eran para mí extraños, postizos (como si hubiera una separación entre ellos y yo, ajenos, inapropiados.
=Con el tiempo, me he dado cuenta de que no tengo ningún deseo de penetración, ni ninguna frustración después de operarme.
=La sexualidad masculina me parece feísima. Trabajo, sudor y cansancio. La femenina por lo menos es tranquila, dejar hacer, una manta que se extiende.
=Esto es tan personal, tiene que ver tanto con la imagen que puedo tener de mí misma, que si alguien me hubiera dicho: "te vas a operar, pero enseguida te vas a tener que ir a una isla desierta a pasar allí sola el resto de tu vida", yo hubiera aceptado, porque esto tiene que ver con la imagen que puedo tener de mí a mis propios ojos.
Todo esto, que pueden parecer exageraciones y disparates, se entiende si se piensa que mi cerebro no estaba formado para funcionar con una sexualidad masculina, que no entendía. Por eso digo que las personas que sentimos así, somos intersexuales cerebrales.
Somos mujeres sexualmente, aunque el resto de nuestra personalidad sea más bien masculina. Esta mezcla en nosotras de lo femenino y lo masculino se entiende cuando sabemos lo que es lo no-binario. Antes de entenderlo, nos produce un grandísimo sufrimiento, confusión, culpa. Cuando lo sabemos, entendemos que una parte de nuestra manera de ser sea masculina, y otra, no.
Escribo solo para las para algunas personas transexuales. Otras se sentirán extrañadas y dirán "¿cómo se puede ser tan dual?". Pues algunas lo somos.
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