lunes, febrero 02, 2015

LA GLORIA


Kim Pérez

La hipótesis fundamental es que no es la materia la que sostiene el pensamiento (materialismo), sino el pensamiento el que sostiene la materia.

¡Bravo! Pensadlo un momento:  cuando miro alrededor, estoy viendo un pensamiento.

¡Matrix!

Bueno, esto está comprobado. Pitágoras, Galileo, ya se dieron cuenta de que en todo hay matemáticas. Las matemáticas son pensamiento. Están debajo de las apariencias. La ciencia consiste en buscar las matemáticas de la realidad.

Aunque todo es más complejo: porque la realidad física, natural, es que todo sigue como un proyecto matemático, pero no llega a ser exactamente matemático. Hay un residuo real.

Por ejemplo: los elementos de la materia tienden a reunirse en formas esféricas (matemáticas) porque hay un  centro de gravedad; por eso, los astros tienden a ser esferas; pero la realidad es que sólo tienden. Por ejemplo, la Tierra es una esfera achatada por los polos. Y encima, su superficie tiene arrugas: montañas, honduras, costas, todo irregular.  La erosión tiende a allanarlas en forma esférica,  pero las montañas se siguen levantando y siguen cayendo…

Las matemáticas son una tendencia, pero no toda la realidad. Si la realidad fuera enteramente matemática, todos los cuerpos serían exactamente iguales, no existirían singularidades como las que llenan el mundo.

No existirían individualidades, personalidades. Todos los humanos seríamos idénticos. Ni siquiera seríamos materiales, porque los objetos materiales no pueden ser exactamente iguales (decir la palabra exacto  es decir mucho)… Seríamos pensamientos puros, en un universo pensamiento puro, exacto, matemático…

Pero a la vez, es real el pensamiento que inspira esta realidad inexacta. Es como un proyecto: sobre el papel, lo proyectado pueden ser paredes exactamente de cuatro metros. Al construirlas, con ladrillos, cemento, revestimiento, pintura, etc, una es de  3m 994mm, otra de 4m 001 mm… Aproximadamente, de cuatro metros. Esa pequeña diferencia la convierte en real.

Aunque también el pensamiento  o proyecto la hace real. Los pensamientos son lo pensable, lo que tiene un orden, una regularidad, una lógica. Nosotros vemos que lo pensable viene de alguien que piensa, nosotros, en nuestro caso.

Pero si el Universo entero es pensable, aunque sea en parte, nosotros no lo hemos pensado. ¿Habrá alguien que lo haya pensado? ¿O será que el Universo se piensa a sí mismo como yo me pienso a mí misma?

Aunque, si me paro un poco, yo no me pienso a mí misma entera. Yo pienso mi pensamiento, no pienso mi materia. De hecho, yo no sé lo que es mi bazo, ni lo que está haciendo mientras estoy escribiendo. Es una parte de mí, pero no soy yo.

¿Quien piense el Universo sería sólo una parte del Universo? ¿Y el resto, la singularidad, de dónde habría venido? ¿Dos partes distintas?

La única respuesta que se me ocurre es que todo lo que sea dos, tiene un uno antes. El razonamiento humano quiere encontrar el uno que unifica todas las realidades, y a la vez es la base de todas las diversidades.

Llamémosle la Realidad. Y recordemos que está más allá de toda diversidad. Incluso, no se puede definir, porque definir es poner límites, decir lo que algo es y lo que no es, una parte de dos, yo y no yo, tú y no tú.

Y estamos hablando de lo que es uno. Más allá de todo lo que es diverso, de todo lo que es disperso, de todo lo que se puede definir.

¿Hay en el mundo generalidades, aspectos comunes a una parte de los seres, hay singularidades, aspectos únicos de cada ser que le hagan existir, ser distinto de cualquier otro? Si yo tengo un perro, y lo quiero, y se muere, y llega a mi vida otro aparentemente igual, no será el mismo, sino otro, otra vida.

Pues lo uno es lo uno, más allá de todo. Distinto de todo y en la base de todo. No se puede ni imaginar, en este mundo en donde ver, es distinguir, diferenciar.

Más allá en particular del bien y del mal. El uno no es bueno ni malo, es otra cosa. ¿Qué es? No me lo puedo imaginar.

Supongo que se parece, como los misterios del Rosario, a los de Gloria, más allá de los de Gozo y de Dolor. Normalmente, nuestra vida se divide en gozos y dolores. Pero si llegamos a ver la Gloria, sabremos que está más allá de las alegrías y de las angustias, lo que más se le parece, en la experiencia humana, es cuando una gran tristeza nos lleva a otra dimensión, maravilosa, y reímos y lloramos a la vez.

¡Estar en la Gloria!

Está claro: si el uno está más allá del bien y del mal, el bien y el mal, que son dos, vienen del uno. Dios y el Demonio vienen de uno. Dios es un aspecto benéfico, el Demonio es un aspecto maléfico, pero ambos aspectos vienen de uno sólo y distinto de ambos.

Démosle un nombre más: El uno es la Realidad Absoluta, la Realidad sin distinciones.Todo lo que hay, todo lo que existe. Lo que conocemos y lo que no conocemos. Lo que está más acá de las distinciones y lo que haya más allá.

Los humanos nos encontramos, de momento por lo menos, más acá de las distinciones. Yo soy yo, tú no eres yo, estoy consciente o inconsciente, etcétera

Para nosotros sí hay un bien y un mal, una distinción. El bien es lo que nos ayuda a existir, el mal lo que nos daña. La ley de nuestra lógica nos dice que debemos  buscar el bien y eludir el mal.

Hay para nosotros un bien. La Realidad absoluta nos llama por el camino del bien, aunque ella misma esté más allá del bien y del mal. Nos deja ir por el camino del mal, si queremos, pero como es lo que nos daña, sufriremos.


El bien es por ejemplo el amor, la ternura, la entrega. El mal es el odio, el egoísmo, la crueldad. Pero el uno está al final de ambos. Por el bien, se sufre, pero se goza, serenamente. Por el mal, se goza, pero se sufre, angustiosamente. La Gloria de la Realidad debe estar al final.

No hay comentarios: