Por Kim Pérez
Cronología. La Teoría Queer se forma en los
años noventa. La Teoría de Conjuntos Difusos de Sexogénero empieza a
configurarse en la ponencia “¿Mujer o Trans?”, de las Jornadas Feministas de
Córdoba de 2000. Por tanto, puede seguir la Teoría Queer y a la vez divergir de
ella.
Nido. La Teoría Queer nace en el contexto
de los debates sobre orientación sexual y Conjuntos Difusos en el seno de las
cuestiones de identidad. La Teoría Queer pretende extenderse a todas las
divergencias sexuales y Conjuntos Difusos, también. La Teoría Queer aspira a
ser una Teoría General de la Sexualidad y Conjuntos Difusos, también.
La Teoría Queer nace en relación con
teorías políticas, sociológicas y psicosociológicas (Foucault, Eve Kosofsky
Sedgwick, Judith Butler), mientras que la Teoría de Conjuntos Difusos de
Sexogénero se inspira en la Biología como condicionante y no determinante, lo
que deja márgenes de indeterminación
estudiados por la Teoría de Pensamiento Borroso (o Lógica Difusa),
formalizados con la Teoría de Conjuntos Difusos de Lotfi A. Zadeh (1963) y
algunos elementos de la Teoría del Caos (matemática; la noción de atractor), la
Estadística y la Sexología (Keynes y MacLean)
La Teoría Queer entiende la vida sexuada en
sentido dialéctico o de pugnacidad social fundamental (dialéctica binarista straight/queer,
siguiendo el modelo de la también binarista de machismo/feminismo y el de la igualmente binarista de la lucha de
clases o burguesía/proletariado), mientras que la Teoría de Conjuntos Difusos
entiende la vida sexuada en el sentido de arraigo o condicionamiento (no
determinación) biológico general, desarrollo biográfico multivalente, y validez
universal de este esquema en un principio inconsciente y anterior a toda
polémica; la realidad histórica del
conflicto represión/expresión no es dialéctica o binarista sino una patología
circunstancial y no universal, el binarismo de género, que puede ser
reformulada en términos nobinarios.
Punto de partida. La Teoría Queer parte de
que la sexuación humana sea sobre todo
un hecho cultural, relacionado con procesos políticos de represión/expresión. La
Teoría de Conjuntos Difusos de Sexogénero busca en un nivel previo, infraestructural, el
arraigo de las formas de la sexuación en la realidad biológica, y en el nivel que le sigue,
superestructural, que comprende la dimensión de lo cultural y político en la
sexuación humana y los conflictos históricos de represión/opresión, protagonizados
por varones dominantes contra las mujeres, los varones feminizantes, los
varones homosexuales, las mujeres masculinizantes, las mujeres homosexuales,
los bisexuales, las/los/les transexuales femeninas, masculinos o ambigües, y
las/los/les intersexuales.
Para la Teoría de Conjuntos Difusos de
Sexogénero, la relación de la biología con la cultura no es de determinación,
sino de condicionamiento; lo biológico se completa con lo biográfico. Para la
Teoría Queer, lo biográfico se puede considerar radicalmente separado de lo
biológico. Pero una crítica inmediata puede señalar como ejemplo de la
incidencia de lo biológico en lo conductual la experiencia del aumento de la
tendencia a la acometividad en los transexuales masculinos como efecto del tratamiento
con andrógenos. Más en general, la bioquímica condiciona fundamentalmente la
percepción, las reacciones y toda la conducta humana. Una pastilla puede
cambiar nuestro estado de ánimo.
El fundamento de la Teoría de Conjuntos
Difusos de Sexogénero parte de la feminidad o asexualidad (= in-distinción
genital) de la forma humana en los primeros momentos de su vida prenatal
(compartiendo todos dos tetillas y un tubérculo genital) y su sexuación/masculinización
diferenciada en los tiempos siguientes, controlada por los genotipos XX, XY,
XXX, XXY, etcétera, que regulan los flujos de andrógenos sobre el cuerpo en
gestación. Estos flujos, por definición,
son variables en cada persona, están sujetos a un “más o menos”. Los menores
permiten que la forma desarrollada siga siendo la primigenia, en sentido femenino
por tanto; los mayores producen una masculinización gradual y diferenciada.
Los flujos de andrógenos se producen en
distintos momentos de la gestación. Algunos de ellos configuran el fenotipo o
apariencia sexuada (diferenciada de la forma básica) en menos o más. Otros,
configuran el cerebro, estructurado en zona arcaica, media y moderna (MacLean),
pudiendo diferenciarse la masculinización en +/- en
cada uno de ellos. La estructura del cerebro condicionará la conducta
sexuada.
En general, forman dos atractores
estadísticos, Masculino y Femenino, como entidades abstractas, en torno a los
cuales se sitúan +/- cerca o lejos las distintas personalidades, en conjuntos
difusos o abiertos, de manera que cualquier persona + cercana a cualquiera de
ess conjuntos pertenece también en – al otro (excepto las mujeres XXX,
cero-androgénicas) y algunas personas pueden estar igualmente lejos de uno y
otro. Esto, intuitivamente real, podrá ser cuantificado cuando se pueda medir
el grado de impregnación androgénica que sea constitucional en cada persona.
Consecuencias. La Teoría de Conjuntos
Difusos de Sexogénero pretende explicar la sexuación en general como un
continuo que parte de una androgenación 0 (en las mujeres XXX o supermujeres,
muy maternales pero estériles, lo que sugiere que la androgenación detuvo una
capacidad partenogenética original).
Esta androgenación llega hasta un máximo
que puede variar empíricamente, por lo que todas las personas no XXX podemos
considerarnos intersexuales y bisexuales y por tanto capaces de cierto grado de
fluctuación en orientación e identidad.
La Teoría de Conjuntos Difusos coincide con
la Teoría Queer en que no esencializa las diferencias mujer/varón,
femenino/masculino, heterosexual/homosexual. Pero la Teoría de Conjuntos
Difusos piensa que estas diferencias no corresponden a conjuntos cerrados
(sí/no), sino que se insertan en un continuo de +/- androgenación,
infinitamente matizado en cada persona, con significado estadístico (Kinsey),
mientras que para la Teoría Queer son actitudes cultural o históricamente
determinadas o por fin opciones absolutamente libres (pero desde la posición de
Conjuntos Difusos se objeta que eso supondría que los humanos fuésemos
conciencias desencarnadas)
La suposición de la Teoría Queer de que los
hechos de orientación e identidad son solo construcciones sociales y que por
tanto pueden ser construidos de manera diferente y liberadora, puede entenderse
que corresponde de manera política y simplificada a las necesidades de libre
expresión coartadas en un régimen de represión. Pero una vez superadas las
condiciones de represión (hecho que va correspondiendo a las generaciones
actuales, contemporáneas en paralelo a la eclosión de la Teoría de Conjuntos
Difusos), emerge la conciencia de los condicionamientos biológicos, que se
enfrentan, no con la represión social, sino con la necesidad humana de
liberación de todo condicionamiento material.
Estos condicionamientos se van descubriendo
gradualmente. La contradicción que oponen a la Teoría Queer alcanzó su nivel
más dramático con la fallida intervención de John Money, en sentido
constructivista, acerca de la educación de un niño, accidentalmente emasculado,
a quien supuso que bastaría con educar (=construir socialmente) como niña para
que fuera una niña, provocando en él un proceso “transexual” hacia su sexo
interior. Esta demostración “a contrario” apoya los graduales avances en el
sentido de que los cerebros de las personas transexuales o tienen aspectos
comunes con los de las personas que no son de su sexo aparente o presentan
valores intermedios.
Teniendo en cuenta la realidad de estos
condicionamientos materiales, pero a la vez usándolos en sentido liberador de
sus inconvenientes, una moral de la liberación de los condicionamientos
materiales (muy visible en técnicas como el regadío o la aviación) conduce por
tanto a la ingeniería biológica, tal como se produce ya hoy con tratamientos
endocrinológicos y/o quirúrgicos, y como seguirá desarrollándose en los
próximos decenios con la implantación de células madre, que generen órganos
femeninos o masculinos; o con la imaginable modificación de las impregnaciones
androgénicas, etcétera.
Espero que la sociedad
asociada a la Teoría Queer, tanto personas identificadas como queer, como las del espacio académico, pueda ir comprendiendo y aceptando, por parentesco básico de posiciones, las
afirmaciones de condicionamiento infraestructural de la Teoría de Conjuntos
Difusos de Sexogénero para centrarse en la dimensión superestructural de la
política y la cultura de sexogénero, en las que se valora el carácter abierto,
difuso, de todas las actitudes +/- hetero
y +/- homosexuales (Kinsey) así como la naturaleza abierta, difusa, de toda la
masculinidad y la feminidad (excepto en las mujeres XXX)
1 comentario:
Magnifique. Cuando discuto sobre transexualidad siempre digo que la identidad precede a todo y por tanto a cualquier condicionamiento educacional. Una persona no es trans porque tenga una relación estrecha (admiración) con su madre o la figura y modelo paterno esté desparecida o rehuya a sus iguales (en apariencia). Es al revés. Como es trans pasa todo lo anterior. Tengo el convencimiento de que el condicionante biológico es previo a cualquier accidente biográfico. Todas estas cuestiones se explican muy bien con el concepto de "sexo subconsciente" de Julia Serano.
Besos.
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