¿Es posible para el ser humano
vivir una vida de espiritualidad, por encima de su cuerpo?
Anoche recé el Rosario como solía con mi madre
y recuperé el sentimiento de pureza e ingenuidad casi infantil que vivía a su
lado, tan difícil de mantener en los combates de la vida.
Esta madrugada, pensé en los desajustes del cuerpo con la mente, como la ancianidad, la transexualidad, la fealdad, que son maravillosas puertas que abren la realidad de ese mundo, de una manera estable, mientras que
parece tan inseguro, irreal y difícil cuando se disfruta de la vida material de
una manera fácil.
Tengo que avisar de que la salida espiritual
tiene dos versiones, la buena o la mala. En la primera, te sientes más ligero
corporalmente, como si flotaras lleno de alegría, y en el verdadero amor, tiemblas
de éxtasis y de respeto y el deseo corporal viene como añadido. En la
segunda, puedes sentir como una ligereza exterior, que te empuja, en medio de
los deseos obsesionantes y lleva al horror; pero no deja de ser una salida
espiritual, más allá del cuerpo.
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