Hay seis posibilidades por lo menos entre las que estamos decidiendo las personas trans, en cuanto a nuestras demandas médicas (hay más combinaciones posibles) :
=No hormonarse ni operarse
... =Operarse de plástica (caracteres secundarios) y no hormonarse ni operarse de genitales
=Hormonarse selectivamente y no operarse
=Hormonarse en general y no operarse
=Hormonarse y operarse de genitales
=No hormonarse y operarse de genitales
=Y otras...
Estas seis posibilidades (por lo menos) exceden con mucho las primeras "clasificaciones" (siglo XX) entre personas "transvestistas" (TV), "transgenéricas" (TG) y "transexuales" (TS). Por tanto, estas clasificaciones se han quedado ya obsoletas.
Hablo de "trans" por abreviar y decir algo en lo que todos, todas y todes nos reconozcamos; es una expresión por otra parte generalizada y popularizada. También podríamos decir "transexual", si nos ponemos de acuerdo en que signifique lo mismo que trans. Por otra parte, trans me gusta. Puede indicar transición, y esta palabra representa casi lo mismo que no-binario...
Frente a esta floración natural de la diversidad transexual, las unidades deben replantearse sus protocolos.
Hasta ahora, están concebidos como una línea de metro con tres estaciones, fijas: psicología, endocrinología y cirugía. ¡Pero la realidad trans muchas veces excluye la cirugía de genitales! Y sin embargo, las necesidades de atención médica siguen siendo muy fue...rtes en el proceso de afirmación de la propia identidad. Por ejemplo, la hormonación debe ser controlada por especialistas, con facilidad, pues en caso contrario, cada freno que se pone es un empujón hacia la autohormonación por parte de personas muy angustiadas.
¿Se plantean las Unidades las necesidades de cirugía alternativa, por ejemplo la renuncia a la faloplastia por parte de los trans masculinos, pero la demanda de supresión de órganos internos? ¿O la demanda de cirugía de aumento mamario y solo de ella por parte de trans femeninas?
Es cierto que la actual estructura de línea de tres estaciones de metro condiciona a muchas de las personas trans que entran a la primera, con ideas de sí mismas todavía insuficientemente claras, a creer que ése es el itinerario que deben realizar para que se les tome en serio y seguir dentro de la unidad; sin embargo, si las unidades trabajaran sobre el modelo de un paseo en superficie por las avenidas de un parque, en las que cada glorieta abre distintas opciones de hormonación o cirugía, todas atendidas por la unidad, las elecciones fueran muy sorprendentes y variadas. En este sentido se está moviendo la Unidad de Barcelona, con acciones que favorecen la libre determinación de las personas trans que acuden a ella.
En el plano siguiente, vemos que se acerca el momento en que las unidades cambien su protocolo de manera radical, sustituyendo el régimen de autorización actualmente vigente, en el que los psicólogos asumen la tutela incluso de personas mayores de edad, más conocedoras que ellos mismos de las razones por las que son trans, por un régimen de autonomía informada (no como los trámites actuales de los hospitales), en el que después de un tiempo prudencial de información y discusión con ayuda del psicólogo, el usuario sabe que decidirá por sí mismo.
Trinidad Bergero, psicóloga de la Unidad de Género de Andalucía, pionera en España (y creada por la iniciativa de nuestra Asociación de Identidad de Género), ha publicado recientemente un artículo en el que asume los conceptos de despatologización de la transexualidad y lógica difusa, que pueden empujar a su unidad y a otras en esta dirección (despatologización no significa desmedicalización, como la cirugía estética, que modifica la forma de órganos sanos a veces puede hacerse por razones apremiantes)
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