sábado, enero 24, 2015

LEY LÓGICA NATURAL


Kim Pérez

En el siglo VIIIaC, un profeta, Hoshea, clamaba así por los males en su tierra:

“No existe ni verdad
ni afecto,
ni conocimiento de los Dioses en esta tierra
Perjuran
mienten
asesinan
roban
adulteran
violan
sangre y más sangre”

Este texto fue guardado en la colección de sus oráculos, Oseas, 4, 1-2.

Me asombra que los males de su tiempo se parezcan tanto a los males del nuestro. No es que haya sido siempre así, ha habido tiempos en los que las sociedades han sido más apacibles, pero el siglo VIIIaC es muy parecido moralmente a los siglos XX y XXI dC.

Se deduce que la definición de una moral social no empieza pensándose en lo que debe ser, sino en lo que no debe ser.

Cuando la visión de una situación nos horroriza.

De hecho, estos diez versos, se convierten en normas con sólo convertir la negación de los tres primeros en afirmaciones y con poner la palabra “no” delante de los siete restantes.

“Existe verdad
afecto
y conocimiento de los Dioses en esta tierra
No perjuran
No mienten
No asesinan
No roban
No adulteran
No violan
No hay sangre y más sangre”

Así, una sociedad enferma vuelve a estar sana. Hermosa y alegre.

(Por eso, Frank Lothar Hossfeld ha llamado a estos versos el Protodecálogo, o el Decálogo antes del Decálogo. La cita por la que me ha llegado esta valoración es de José María Ábrego de Lacy)

Por eso, hay una Ley que corresponde a intuiciones  naturales acerca de lo que está bien o mal. No nos gusta vivir en sociedades de la primera clase. Deseamos vivir en sociedades como la segunda. En las primeras nos encontramos en peligro para una existencia tranquila, para nuestra vida, para nuestros seres queridos, para nuestros bienes. Estamos siempre sobresaltados. En las segundas, podemos vivir establemente, pensar en otras cosas que no son las de primera urgencia, disfrutar.

Cuando reflexionamos sobre esta ley del bien y el mal, nos encontramos con que su origen se puede calificar por tanto de puramente racional, lógico. Como los humanos somos racionales, y esto forma parte de la racionalidad natural de la vida humana, podemos llamarla ley racional. O también ley natural, si se tiene en cuenta que la irracionalidad de la mentira, el abuso y la violencia nos daña incluso en nuestras vidas y nuestra salud. Por eso, el nombre más completo es el de ley racional natural. Podemos decir, como se suele decir, que “está escrita en los corazones humanos”, porque todos los humanos tenemos, más o menos, la capacidad de razonamiento.  

Y porque el Universo está hecho con la lógica de las Matemáticas (Pitágoras, Galileo, confirmado por Newton, Einstein, Planck y Heisenberg), tenemos que obedecer a la Lógica para movernos por él sin estrellarnos. Por eso, porque la Lógica de la Materia es un pensamiento, es pensable por los humanos, es como el proyecto de ingeniería con el que se ha construido la Materia, parece preceder incluso en el tiempo  a la misma Materia.

Por tanto, la Lógica es la Ley a la que obedece la Materia y el lenguaje que comparten la Conciencia y la Materia. Por eso, esta Ley ha sido llamada también la Ley de Dios.

Por lo que el problema para los humanos es cuando no existe conocimiento de los Dioses en esta tierra. Un conocimiento basado en la verdad y en el afecto.

Cualquier ordenamiento racional de la vida social humana tiene que fundarse en esta Ley de la Lógica.

Es verdad que hay una distancia entre esta Ley y las leyes humanas, porque éstas deben ser lógicas, ajustarse a la Ley de la Lógica Natural, pero en las sociedades enfermas no lo hacen a menudo; su conformidad o no conformidad con la Ley de la Lógica Natural las legitima o las deslegitima.

La distancia entre la Ley de la Lógica Natural y las leyes humanas se debe a la dificultad para el razonamiento humano de descubrir la Lógica o Razón del Universo.

Esta dificultad nos ha llevado a estudios que abarcan vidas enteras, en el transcurso de los siglos o los milenios de la historia de las ideas o los conceptos.

Estamos expuestos al error, y en qué grado! Por tanto, aunque lo que expongo, sea por lógica, lo que nuestra lógica debe reconocer, no todos los humanos llegan a pensar así, con este respeto a la Lógica. 

Los errores lógicos pueden sobrevenir cuando se rompe un eslabón en cualquier cadena lógica. Un solo error, puede hacer que todo, a continuación, sea lógico, pero erróneo, cada vez más alejado de la verdad de la realidad.

En general, se pueden descubrir los errores por su ajuste con la realidad; mientras una afirmación ajuste con la realidad y sirva para mejorarla, se estará en la verdad lógica; cuando haya un desajuste con la realidad y éste sea cada vez mayor, se estará en el error.

La propensión humana al error; la propia posibilidad de que quien esté en la verdad, caiga en un momento en el error, hacen irrazonable cualquier idea de imponerse. Es más razonable la discusión y el acuerdo voluntario. Este acuerdo se puede tomar por consenso general o por un acuerdo de mayorías. Así se legitima la democracia.

Pero la democracia no legitima sus leyes por el hecho de que sean democráticas, sino porque sean conformes con la Lógica. Ella misma ha sido legitimada por la Lógica, como procedimiento de debate y toma de decisiones, por lo que está sometida a la Lógica. Las leyes que emanan de ella, pueden ser legítimas o ilegítimas, según sean de lógica natural o no, según favorezcan la vida humana o no. Recordemos que Adolf Hitler llegó al poder de manera democrática.

Esta distinción, en las leyes humanas, entre lo legítimo y lo no legítimo, es lo propio de esta Ley Lógica Natural. No contar con la soberanía de esta Ley Lógica Natural, lleva, por lógica, a decir que las leyes humanas se legitiman por sí mismas, por el hecho de existir. Esta actitud, llamada positivismo (“lo que está puesto”, “lo que está”), habría legitimado las leyes nazis.

Por Ley Lógica Natural, estos principios no deben imponerse, porque esto significa violencia, sangre y más sangre. Pero es preciso hacer llamamientos a las conciencias, porque en ellas reside la racionalidad humana, y un trabajo grandísimo y continuo, para asentarlos en ellas, con el ansia de llegar a un mundo en el que se afirme y se niegue lo que Hoshea veía como la realidad de su tiempo.

domingo, enero 18, 2015

LA LEY LÓGICA


Kim Pérez

Los humanos podemos desobedecer cualquier límite material y tenemos que obedecer a la lógica.
Desobedecer es una palabra que le gusta a cualquier persona; pero no nos gusta la palabra obedecer. Y sin embargo, debemos obedecer a esta lógica. Podemos actuar sin lógica; pero los resultados son desastrosos.
Curiosamente, es la obediencia a la lógica lo que nos permite desobedecer a la materia.
Por ejemplo, nuestra materia no está hecha para volar como la materia de los pájaros. Pero la logica nos hace estudiar y analizar los materiales plásticos y descubrir que podemos hacer unas ropas plásticas que nos dejan planear como los pájaros.
En cambio, drogarse, incluso con alcohol, no es lógico, porque es un placer momentáneo con terribles consecuencias duraderas. Por eso es la lógica la que nos dice que no nos droguemos.
La Lógica o Razón es el descubrimiento de las relaciones entre las distintas realidades. Por eso tenemos que descubrirlas, no podemos inventarlas. En eso consiste respetar y obedecer a la Lógica.
Ésta es la única Ley que está por encima de nosotros. Estamos hechos para razonar y razonamos a cada momento, buscamos esas relaciones. Cuando somos muy pequeños, preguntamos siempre “¿por qué?” Ésa es la relación más fuerte que descubre la Lógica.
Por eso, se puede decir, como se ha dicho, que está “inscrita en el corazón humano”. No necesitamos que nadie nos diga lo que es lógico, lo descubrimos por nosotros mismos, aunque podemos aceptar la ayuda de otros que han razonado antes que nosotros.
Pero lo mismo que un juez debe conocer y aplicar las leyes humanas, cada uno de los humanos debe descubrir la Ley de la Lógica a cada momento y velar por su aplicación a nuestra propia vida.
Por eso, se ha dicho también, refiriéndose a un trato verdaderamente humano, que más que vencer con la razón de la fuerza, se debe convencer con la fuerza de la razón.

martes, enero 06, 2015

EXTRATERRESTRES



Kim Pérez

En Erz, nuestro planeta, los seres más conscientes, además de los humanos, son los delfines, las ballenas, los chimpancés, bonobos, gorilas y orangutanes, los pulpos, los cuervos y loros … Algunos de ellos se reconocen en un espejo (o en el agua quieta), mostrando consciencia de sí. Otros usan herramientas elementales. Estamos planteándonos reconocerles la condición de personas, como se la habríamos reconocido a nuestros antepasados australopitecos, etc

La variedad de las especies en las que emerge la consciencia es grandísima. Y la de sus formas. Para nosotros, vertebrados, un pulpo es casi un extraterrestre, con sus ocho extremidades y su inteligencia solitaria, que no sigue procesos de aprendizaje…

Me planteo si la posible decisión de no contactar con nosotros por parte de otras civilizaciones se debe a una prevención de la sacudida emocional que supondría para nosotros sólo el verlos y constatar que están muy por delante de nosotros. Si hay esa decisión, eso significaría un acto de benevolencia  hacia nosotros, en el que esperarían a que nos preparásemos.

En nuestra historia hay ya una experiencia similar, aunque en intensidad menor: el contacto entre los españoles y las civilizaciones del Plus Ultra (Más Allá), y las consecuencias fueron traumáticas. Por tanto, si esas posibles civilizaciones extraterrestres están ya en condiciones de llegar a Erz, y no contactan de manera pública, será que quieren ahorrarnos esos traumas.
Para no asustarnos, en una palabra.

La cienciaficción, hasta ahora, es muchas veces aterradora. La experiencia real, si se produce, puede ser tranquilizadora, pero inmensa. De eso voy a hablar.

= = = =

Tenemos en nuestro planeta Erz un modelo de sociedad mucho más avanzada que la humana. Ésta, como las de todos los vertebrados, no supera el nivel de manada, seres que necesitan congregarse, pero que son capaces todavía de muchos conflictos internos.

Los ciervos pelean con los ciervos, por ejemplo. Las leyes humanas tratan sobre todo de prevenir primero y de reparar después las consecuencias de los conflictos internos. “No mentirás, no robarás, no matarás”.

Esto no existe en las sociedades de invertebrados. El instinto, operando en sus cerebros, impide los conflictos internos. Por eso, son más organismos sociales, comparables a la asociación de las células en los organismos pluricelulares, que  sociedades por el estilo de las nuestras.

Forman una individualidad colectiva. Si se ve una abeja volando sola, está explorando para su organismo social, no para ella misma. Como las células de mi pulmón trabajan para mantener vivo el conjunto de mi organismo y sólo una enfermedad puede acabar con unas y con otras.

No llegan a formar una consciencia colectiva porque son pocos los individuos conectados, unos cuantos miles o decenas de miles, mientras que en cada uno de nuestros cerebros hay miles de millones de células interconectadas.

Pero supongamos que en otros planetas hay seres cuyos cerebros han alcanzado una complejidad semejante o mayor que la nuestra y que además forman un organismo social que haya llegado a tener miles de millones de seres conscientes interconectados.

Entonces, tendrían una consciencia individual que formaría la base de otra consciencia colectiva, y distinta de ella, como mi consciencia personal es distinta de lo que sienta  cada una de mis células.

No habría conflictos internos dentro de esa civilización.Todos los impulsos estarían dirigidos al bien común, desde millones de años antes.

No se les ocurriría siquiera mentirse, ni robarse, ni matarse.

Sus leyes se referirían a los propósitos que conseguir, no a la prevención y castigo. No habría delitos. 

En la afectividad personal, el primero de los sentimientos sería el de amor a los semejantes y amor a su unidad. Quizá, esa experiencia de benevolencia se dirigiera a todo el universo, incluidos los seres conscientes ajenos a su comunidad.

Esa maravilla se daría dentro de aspectos tan distintos del nuestro, que incluso nos inspirarían horror, como puede producírnoslo a primera vista un pulpo. Tendríamos que superar las apariencias y aprender a valorar, con nuestra inteligencia, las realidades profundas.

Casi todo podría estar cambiado en su civilización. Por ejemplo, la sexualidad. En nuestras abejas y hormigas, ya sabemos que  hay una sexualidad ternaria, derivada de una binaria: hay una sola madre, unos pocos machos de los que sólo uno la fecunda,  en un único vuelo a los cielos, y miles de obreras hembras, vírgenes y estériles, pero que sostienen la vida común.


Podemos imaginar cuán distintas formas pueden haberse creado para asegurar un intercambio de genes en la reproducción.